Jiménez, que ayer participó en Santiago en el proyecto Xentes, espazos e lugares, promovido por el Colegio de Arquitectos de Galicia, acaba de volver de Cádiz, donde intervino en la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo.
-¿Sobre qué ha girado esta edición?
-Sobre cómo la arquitectura promueve o engendra la participación del ciudadano. La arquitectura no puede estar ausente de los deseos y aspiraciones del ciudadano.
-Pero eso es la teoría, porque en la práctica el poder político y los arquitectos han hecho una arquitectura muy alejada de las necesidades de la gente.
-Eso es una generalización, hay muchas arquitecturas de las que ni siquiera somos conscientes. Del 90 % de la arquitectura no se habla y cumple con su trabajo, porque es más de servicio que de estar en los medios. Yo veo mucha arquitectura que no me importa saber quién es el arquitecto, porque la buena arquitectura te lo hace sentir.
-La presidenta de la Comunidad de Madrid pidió la semana pasada pena de muerte para los arquitectos...
-Me dejó estupefacto que alguien con ese poder público muestre tal ignorancia, no entendiendo que la arquitectura es un instrumento de cultura.