Elías Portela, conocido allí como Knörr, es un autor de culto en la isla
22 sep 2012 . Actualizado a las 14:35 h.Ser uno de los mejores poetas islandeses y haber nacido en Cangas do Morrazo podría ser la cara B de un reportaje sobre la fuga de cerebros. El titular daría juego: «Poetas, médicos y biólogos españoles se buscan la vida en el extranjero». Pero lo de Elías Knörr (que en realidad no se apellida Knörr, sino Portela) no es exactamente una fuga de cerebros. Su desembarco en Islandia con apenas 20 años (hoy tiene 31) no obedeció a razones económicas, sino puramente lingüísticas.
Por extraño que parezca, Elías, estudiante de Filología Románica en Santiago de Compostela, quería aprender latín e italiano en tierras vikingas y, de paso, respirar otros aires y aprovechar una beca Erasmus para salir de España. En Reikiavik, sin embargo, se enamoró de esa lengua tan compleja y llena de matices que es el islandés, acabó haciendo su tesina sobre sintaxis islandesa y hasta se lanzó a escribir algunos poemas en su nuevo idioma adoptivo.
En un golpe de timidez que devino en una idea genial, Elías prefirió no desvelar sus raíces latinas por lo que decidió renunciar al Portela real y adoptar un apellido típico islandés, Knörr, con el que se animó a colgar en Internet sus primeros versos. Las redes sociales y el boca a boca, que en un país de apenas 300.000 habitantes funciona como un cañón, desarrollaron una impagable labor de márketing. El desconocido Elías Knörr se convirtió en la comidilla de las sosegadas tertulias literarias de Reikiavik. Algunas publicaciones alternativas se hicieron eco de sus poemas, aunque nadie sabía en realidad que su autor era un joven gallego de Cangas que adora el jazz y la poesía de García Lorca, y se defiende con nota en una pista de tango. El misterio y los cotilleos fueron in crescendo, lo que alimentó el interés por su figura. ¿Quién era el enigmático Knörr?
Elogios de la primera ministra
Elías cuenta desde Reikiavik que decidió seguir escribiendo bajo seudónimo porque pensaba que, de ese modo, sus textos serían valorados por sí mismos y no porque salieran de la mano de un tipo llegado del lluvioso sur de Europa.
El enmascarado Knörr escribía cosas como «Dos amas de casa bailan sobre el cordel de un tendal y hacen el amor con funambulismos/Una es mariposa de seda, la otra es flor de algodón/Bajo los efectos de la limpieza escriben poemas en la colada». Versos lésbicos y transgresores, los llamaron unos; juguetones y burlescos, los alabaron otros. Hubo incluso quien aventuró que tras el enigmático Knörr se ocultaba una mujer. Sin proponérselo, sus textos fueron subiendo hasta llegar nada menos que a los oídos de la primera ministra islandesa, Jóhanna Sigurdardóttir, a la que le llegaron de la mano de su esposa, una escritora de prestigio. Sigurdardóttir citó a Knörr como uno de sus poetas de cabecera? con todo lo que ello implica en términos de popularidad. Eso sucedió hace algo más de un año y por esas mismas fechas, la centenaria publicación UK Poetry Review, una referencia en el panorama literario europeo, también se fijaba en los textos de Elías elevando al español, ahí es nada, a la categoría de uno de los tres poetas más representativos del momento en Islandia.
Las elogiosas reseñas de la biblia de la poesía se tradujeron en ofertas editoriales, y con ellas Elías Knörr supo llegado el momento de recuperar su apellido real, Portela, y descubrir a su legión de lectores su verdadera identidad. Lo explica él mismo: «Cuando el libro salió, no solo apareció en los medios, sino que tuve una suerte excelente con las reseñas. A partir de aquí, la editorial pudo hacer público mi nombre, mi cara y mi currículo y entonces empezaron a llegar los recitales, las entrevistas, las colaboraciones y todo lo demás, cara a cara».
Elías, que regresa de vez en cuando a su Cangas natal, ha triunfado con su último poemario, El marinero con caballos matutinos bajo el vestido, ya agotado. Sus versos en islandés también han sido traducidos al gallego, pero no al castellano. Y es que todavía no ha triunfado en España, pero en Islandia su nombre va camino de ser tan popular como los de Björk o Audur Ava Ólafsdóttir.