S e sustituyen las pruebas de la selectividad, realizadas por comisiones de las comunidades autónomas, por una evaluación centralizada, diseñada por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa. Si la universidad respectiva no establece criterios adicionales de admisión, la posesión del título de bachiller será suficiente para el acceso.
Es preocupante el énfasis del anteproyecto en que serán pruebas «estandarizadas», que «permitan valoraciones precisas y comparaciones equitativas», porque se da a entender que serán pruebas cerradas, tipo PISA, que no son adecuadas para evaluar el pensamiento crítico, la creatividad, la integración y apropiación de los conocimientos, etcétera. Sería una pena que se perdiera un componente esencial de las PAU actuales, aquel que exige la comprensión esencial de un texto (su resumen) y una respuesta expositivo-argumentativa al mismo, mediante un texto continuo de cierta extensión, la base para que se puedan dominar los géneros textuales de las distintas materias. La forma de evaluar condiciona los procesos de enseñanza-aprendizaje (lo que se conoce como backwash hypothesis, teaching to the test, etc.). F. Smith advertía en Insult to Intelligence que «el costo de eliminar el error humano (refiriéndose a las evaluaciones cerradas) ha sido la eliminación de toda humanidad y la reducción de la educación a cuestiones triviales».
Actué en el 2012 como evaluador de la prueba de selectividad Lingua Castelá e Literatura II. El 41 % eligieron la opción de un texto del periodista británico J. Carlin. Contrasté con él mi resumen, para asegurarme que no hacía muy mal mi trabajo. La gran mayoría no comprendieron el texto, y, como consecuencia, en vez de argumentar acerca de la tesis de Carlin (no hay consuelo para el aficionado cuyo equipo pierde un partido importante, porque la razón es incapaz de domar al corazón), se dedicó a opinar sobre el fútbol, así, en general?