¿Para qué nos sirve Beiras?

OPINIÓN

21 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Xosé Manuel Beiras, mi querido y admirado amigo, parece dispuesto a cambiar el sistema político, a construir una alternativa justa y sostenible al capitalismo y al socialismo, a despertar a las masas indignadas y decepcionadas de los partidos tradicionales y reintegrarlas a la acción política, a crear un frente político amplio en el que quepan las asociaciones representativas surgidas de la sociedad y de las clases trabajadoras, y a refundar la cultura política de Galicia sobre los pilares inmarcesibles de la ilustración y la soberanía. Está dispuesto a todo eso, y parece capaz de hacerlo, pero no quiere gobernar. Y esa extraña visión de la política empieza a crear en los gallegos una extraña sensación de impotencia, la misma que tendría un campesino aislado si alguien le regalase un Jumbo para ir a comprar el pan.

No habrá que recordar, supongo, que su éxito personal, político y electoral, fue enorme. Y la misma encuesta de Sondaxe publicada ayer nos viene a decir que su invento electoral, que es AGE, puede seguir creciendo un poco, en próximas elecciones, a costa del PP y del PSOE. Pero esa misma encuesta indica que la estrella personal de Beiras empieza a llanear, y que en vez de crecer la esperanza que generó su figura, su discurso y su compromiso político, solo crece la familia de indignados que genera la crisis, cuya cohesión parece girar únicamente alrededor de propuestas negativas.

Salvo que yo no haya entendido nada -hipótesis que en absoluto descarto-, el mensaje es que los partidos no nos sirven; Europa no nos quiere; el PP nos demuele y extermina; el capitalismo se derrumba sobre sus contradicciones; la socialdemocracia está desorientada y abducida por Merkel; España es una entelequia que jamás fue real; los bancos nos roban; los empresarios nos zugan los huesos, y la Constitución es una farsa jurídica que impidió la ruptura democrática y nos endilgó una transición que reprodujo todas las eivas del franquismo. Y todas nuestras esperanzas parecen estar en el foro mundial de Porto Alegre, en la democracia autogestionada por las camadas populares, y en una estructura de servicios que, por responder a derechos fundamentales, nadie tiene que pagar ni nadie debe limitar. La propuesta de Beiras, lo reconozco, es intrigante, y todo indica que la tribu que está dispuesta a dejarse guiar hacia la utopía por un desierto de 40 años es bastante numerosa.

Pero los que demandamos más y mejor gobierno estamos apañados. Porque Beiras, que va de Moisés -liberador y guía de pueblos- ya tiene vetada la entrada en la tierra prometida; y Noriega, que en la biblia gallega equivale a Josué, no tiene mañas de líder ni sabe dónde queda Jericó. Por eso los gallegos no queremos cruzar el mar Rojo y dejar atrás al PP. Porque solo Feijoo -aunque mal- parece dispuesto a gobernar.