Este país es la repera patatera. No lo dice este columnista, al que algunos podrían atribuir intenciones aviesas, sino el director de la Agencia Tributaria, en referencia a los 715 investigados por presunto blanqueo de dinero, ocultos bajo un ominoso anonimato. Sí, la repera.
Aquí se puede ser diputado y al mismo tiempo que se reciba un sueldo del Estado cobrar otro de una constructora que contrata con la administración pública por realizar una asesoría oral. Total, 5.000 euros por dos cafés al mes. La repera. En este país, en lo peor de la crisis, te puedes gastar 278.000 euros en hoteles (a 700 la noche) y restaurantes de lujo, a cargo del contribuyente claro está, siendo la alcaldesa mejor pagada de España. Faltaría más, nada de cutrerías, hay que ser espléndidos con el dinero ajeno. La repera. Tanto, que el autor del milagro económico español, exvicepresidente del Gobierno, exdirector gerente del FMI y expresidente de Bankia resulta ser un presunto corrupto al que de un día para otro la Audiencia Nacional le rebaja la fianza de 133 a 5,6 millones de euros.
Eso sí que son rebajas y no las de El Corte Inglés. Pese a la ristra de gravísimas acusaciones que pesan sobre él, continúa en libertad tras una detención fugaz. La repera.
Pero si nos atenemos a lo dicho, de manera chusca eso sí, por el director de la Agencia Tributaria lo que estamos viendo no es nada con respecto a lo que hay, a esa repera patatera, que debe ser algo así como pasar a otro nivel de repera, más allá de la limonera. Y esto se podría aplicar, sin temor a errar, a la corrupción en general, de la que solo vamos conociendo la punta pútrida de un gran cenagal.
La repera patatera al cuadrado.