Estaba mirando un buscador de viajes y, entre muchas propuestas incentivadoras distribuidas por todo el mundo, Galicia aparecía en tres ocasiones. Una por tener una de las playas más singulares del mundo: la de Las Catedrales; otra por ser uno de los 10 destinos más originales de España: hacer el Camino de Santiago en bicicleta y la tercera porque Santiago está entre las ciudades con hoteles a más bajo precio. Y se concretaba: es la ciudad con hoteles de cinco estrellas más baratos de España y la quinta más barata del mundo en ese tipo de alojamientos. Junto con ella aparecía Zaragoza. ¿Qué conclusiones se pueden obtener de esto?
En primer lugar insistir en que, siendo Las Catedrales uno de los espacios litorales más valorados, la Xunta debería repensar la política de promoción y acondicionamiento del entorno de este espacio singular. Es un valor en alza al que apenas se le ha dedicado un ápice de inversión pública. Cualquier gobierno con un valor de esta relevancia hace tiempo que habría convertido su entorno en un área de atracción y un emblema internacional de turismo sostenible. Hasta ahora solo se han dedicado acciones coyunturales presionados por la influencia mediática. En segundo lugar constatar una vez más que el Camino de Santiago es nuestro principal producto turístico para el mercado internacional y que tiene todas las características de identidad, diferenciación, calidad y equipamiento que un buen producto turístico debe reunir. Pero también tiene riesgos: sabemos de los descuidos del entorno, de la falta de protección de los peregrinos, de los problemas y riesgos por la colisión con el tráfico, y de otras situaciones que están deteriorando la percepción que muchos se llevan de una oferta tan singular. Menos mal que la declaración del Caminos del Norte como patrimonio de la Humanidad servirá para descongestionar el clásico y saturado Camino Francés. También allí habrá que acelerar las actuaciones para que la falta de acondicionamiento actual no malogre ese nuevo espacio de valor. La tercera conclusión hace referencia al precio de los hoteles. Las dos ciudades con hoteles más baratos de la lista tienen un factor común: la sobreoferta hotelera. En ambas debido a la política subvencionadora . La proliferación de hoteles de cinco estrellas a precios de hoteles de tres no es una buena salida, porque aun cuando pueda servir para llenar habitaciones hace un daño a la calidad de la imagen del destino muy importante. Y esto lo podemos extrapolar al resto de Galicia, porque, no lo olvidemos, es uno de los destinos turísticos de bajo coste en España, siendo las Rías Baixas el sector del litoral más barato y la capital compostelana la ciudad más económica. ¿Es esa la mejor estrategia para atraer el turismo que Galicia demanda? No podemos quedarnos en el propagandismo oficial vigente. Hay que repensar la política turística de Galicia. A lo mejor es que algunos valoramos tanto a nuestra tierra que no vemos sus limitaciones. Algo de eso hay, pero yo creo que podemos gestionar el turismo de otra manera.