Tenía que pasar: los grupos que presionan para cambiar nuestro huso horario han convencido a algunos partidos políticos. ¿Qué efectos tendría? Piense en una persona que salga de trabajar a las 18:00. Esa es la hora a la que se pone el Sol más o menos en la costa atlántica estos días. Si ciertos partidos perpetran el cambio de huso, dentro de un año ese momento de puesta del sol pasará a ocurrir a las 17:00. Esa persona verá el atardecer en su puesto de trabajo, es decir, saldrá del trabajo aún más de noche que antes. Pero que no cunda el pánico: según leo, lo que buscan algunos políticos es «adelantar una hora la entrada y salida del trabajo». Genial, adelantarán la hora de salida del trabajo de esa persona, que pasará a salir a las 17:00? ¡justo para ver la salida del Sol y quedarse como ahora! Políticos: si quieren mejorar ciertos problemas, cambien ciertos horarios, no el huso. El huso no es el problema. La sarta de disparates se complementa con menciones al ritmo circadiano o a que «el Sol es Greenwich, no Alemania» (cuando los amaneceres en Alemania y España ocurren a horas parecidas en estas fechas). Y dejen de argumentar con «los horarios europeos de la Champions», que son un consenso: como el Sol no es solo Greenwich, sino también norte-sur, hoy en Estocolmo se pone el Sol a las 14:45.