En Portugal se sigue con atención sorprendente el día a día de la política española: los periódicos, por ejemplo, se ocupan habitualmente de ella mientras que los nuestros apenas dan noticias de la suya. De modo que la gente algo cultivada se sabe los nombres de nuestros políticos, incluidos los de segundo nivel, y habla con una soltura chocante de este caso de corrupción o de aquel otro y muestran opinión formada sobre el advenimiento de Podemos y Ciudadanos o los problemas catalanes. Por eso mismo, en el par de semanas que pasé por allí, tuve que responder no sé cuántas veces a la pregunta, a veces algo angustiada, de si por fin conseguiríamos formar Gobierno.
Respondía siempre lo mismo y con cierta seguridad, porque me lo creía: se formará Gobierno pronto. Y explicaba que solo había tres posibilidades: un Gobierno del PP en solitario o acompañado, un Gobierno de todos los demás o unas terceras elecciones. Como estas últimas no interesan a casi nadie, y como la segunda posibilidad parece mucho más lejana aún que después de los resultados de diciembre, queda como única salida, decía, que gobierne de algún modo el PP, y rápido, porque la gente no entenderá que nos enreden mucho más tiempo con jueguecitos teniendo, como tenemos, tantas cosas que arreglar.
Supongo que habré perdido mucho crédito, si me quedaba alguno, ante aquellos interlocutores portugueses, porque imagino que leerán en sus periódicos -o en los nuestros- noticias que ponen en solfa mis augurios, tan simples y contundentes. El mundo, lo reconozco, es mucho más complejo, por eso se dedica en plena crisis económica, humanitaria y de terrorismo ubicuo a la caza en masa de? pokemones. O como se diga.
@pacosanchez