La Encuesta Financiera de las Familias, publicada por el Banco de España, ha venido a matizar el espléndido comienzo de Ana Karenina: «Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada». Usted sabe mejor que nadie cómo le fue a su familia y los motivos de sus desdichas, pero a esos motivos específicos -quizá la pérdida del ser querido o del empleo, o simplemente, por volver a Tolstói, la disputa entre la institutriz y el ama de llaves- añade la encuesta uno genérico: los zarpazos de la crisis y su desigual reparto entre los 18 millones de hogares españoles que habitan 46 millones de personas.
En pocas casas depositó la crisis alegrías, pero en unas dejó más secuelas que en otras. Veamos en qué casilla, diseñada a partir del maremagno de datos tabulados, encaja mejor su familia. Si su familia pertenece a la clase media, ni extraordinariamente rica ni extremadamente pobre, sino todo lo contrario, sepa que sus ingresos reales cayeron un 16 % en seis años. La renta media de los hogares, de 36.100 euros en el 2008, se contrajo hasta 30.400 euros en el 2014. Peor todavía le fue a su patrimonio neto: perdió una quinta parte de su valor en el citado período. Y consuélese: si en vez de la media utilizamos la mediana como vara de medir, para evitar que la inclusión del rico de postín y el pobre de solemnidad nos distorsionen el retrato, la cosa sería peor.
Si su familia ocupa el cuarto trasero de la tabla, es decir, figura entre los 4,5 millones de hogares con ingresos más bajos, tiene razón para sentirse aún más desgraciado. La renta media en ese cuartil se desplomó un 19,8 %. Y de la riqueza no hablamos, sencillamente porque no existe en esta barriada. En el 2008, el patrimonio neto de estos hogares ascendía a 12.600 euros por término medio; en el 2014, sus deudas eran mayores que todo su capital. Deben más de lo que tienen. Están en bancarrota, por decirlo en términos empresariales.
En la zona residencial, ocupada por las familias más afortunadas -10 % del total, 1,8 millones de hogares, 4,6 millones de españoles-, tampoco hay excesiva euforia. Los ricos también lloran, porque la crisis les ha rebanado el 15,6 % de su renta. Pero su drama es de índole menor, porque gozan de un mullido colchón apenas deteriorado por el uso en estos seis años. Su riqueza media menguó un 4,4 %, pero aún se mantiene en el confortable nivel de los 1,29 millones de euros por familia. Y desde el 2011 se encuentran en franca recuperación. Por si hubiera dudas acerca de su solvencia, sépase que solo son diez de cada cien, pero detentan más de la mitad de toda la riqueza.
Dígase también que en esa zona de lujo reside la crème de la crème, las 180.000 familias que solo representan el 1 % de la población española y acaparan más de la quinta parte de toda la riqueza de la nación. Estas son las familias felices que «se parecen unas a otras». Para ellas no hubo crisis, solo grandes oportunidades de negocio.