Legislar, entretener y divertir

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Alejandro Martínez Vélez | EUROPAPRESS

22 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Teníamos entendido que las funciones del Parlamento eran las de legislar, aprobar los presupuestos y controlar al Gobierno. Lo que desconocíamos es que también tuviera las de entretener y divertir. Están los tiempos un poco tristes y deberíamos valorar convenientemente esta nueva tarea del Legislativo de hacernos la vida más grata y soportable.

Porque la misión de la moción de ayer no era desnudar las flaquezas de Pedro Sánchez, que ya conocemos, ni «aclarar la situación general del país», como dijeron, sino hacernos pasar unas horas de entretenimiento. Conocíamos todo lo dicho. Y más. Del rigor de la iniciativa da idea el comentario de Sánchez Dragó, el que lio a Tamames para la función, que dijo que «fue una ocurrencia típica entre amigos y al calor de una copa de vino».

Y con copa de vino, el candidato accedió al juego de los ultras. Según ellos mismos, porque «le vence el ego y es incapaz de controlarse». Eso se notó por las continuas referencias a sus méritos personales y profesionales. No puede negarse que el discurso del ex comunista fue tremendamente culto. Fue más bien una conferencia. Y muy respetuoso. Dijo lo que dijo desde la cortesía. Lo demás fue un balance hecho sobre las páginas de los periódicos. Separación de poderes, demografía, sanidad, vivienda o política exterior, entre otros asuntos. Lo ya sabido. Y un desvarío. Acusó al Gobierno de Sánchez del problema de Gibraltar. Y uno más. «La autodeterminación no existe», dijo con rotundidad. Claro que no existe, por eso tenemos el lío de Cataluña.

Lo más aprovechable del ponente, que acabó la sesión muy marchito, fue el llamamiento a las fuerzas políticas, a un diálogo más sensato y productivo para «aunar esfuerzos». Toda la combatividad que Sánchez mostró con Abascal, y con el PP de fondo, se convirtió en gentileza para con Tamames. Mejor así, porque tuvo algún impulso de que el economista lleva mal que se le refuten sus argumentos. Lo más agresivo fue acusarlo de blanquear a los ultras, que son los herederos de Blas Piñar; el reproche por la ausencia de soluciones y la falta de mención al cambio climático.

El baño de realidad se lo dejó a Yolanda Díaz. Zurrando sin compasión. Con un torrente de datos económicos, desmintiendo bulos, afeando una y otra vez la falta de propuestas del candidato y censurando duramente el papel de ultras y populares. La de la vicepresidenta fue una intervención propia de una moción de censura que no quisieron hacer ninguno de los demás.

Así que todos contentos. Tamames tuvo sus minutos de gloria, que es lo que buscaba. Los ultras continuaron desprestigiando la democracia y las instituciones. Sánchez vendió las bondades de su Gobierno. Yolanda atizó duro. Y los españoles nos entretuvimos y divertimos de lo lindo con algunos arranques del ponente. Como charlotada, la sesión estuvo sublime. Ahora, a debatir en serio, acordar y legislar. Que para eso los mantenemos.