Un giro de guion insospechado sitúa a la pandilla de Verano azul en el frente de la campaña política que empieza a inundarnos. Ahora que los memes y las cosas serias se confunden, se le ha ocurrido al Partido Popular utilizar las icónicas aventuras de Antonio Mercero para pedir el voto. Con ideas como la de convocar elecciones en pleno julio, tal vez Javi, Bea y los demás se hubiesen quedado sin vacaciones y nunca habrían llegado a conocerse en la famosa cala de Nerja.
La irrupción de la serie en el debate ha demostrado que no existe icono, por intocable que parezca, incapaz desatar una guerra de bandos irreconciliables. Igual que La Dorada de Chanquete fue objeto de una especulación inmobiliaria que puso a todo un país a cantar No nos moverán, Verano azul, con más de cuarenta años encima, se convierte ahora en materia de especulación política.
Por si miles de reposiciones no hubieran sido suficientes, TVE sale a marcar territorio y a recordar que la marca Verano azul es suya. Claro, es la tele de Sánchez boicoteando una idea brillante, argumentan los partidarios. Se deduce de eso que una hipotética tele de Feijoo debería ceder su propiedad intelectual y su sintonía a la izquierda si esta quisiera reivindicar que a Pancho le subvencionen el Interrail para que el chico pueda, como el resto de la cuadrilla, viajar por fin fuera de su pueblo.