Las semillas de la guerra

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

María Pedreda

28 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante el sitio de Leningrado por los alemanes en 1941, casi novecientos días, un grupo de botánicos se refugió en la estación experimental de Pavlovsk protegiendo un banco de semillas y frutos. Rodeados de sacos de arroz o de variedades de patatas, murieron de hambre porque sabían que las colecciones serían necesarias al finalizar la guerra para restablecer la maltrecha agricultura.

Ahora, la FAO, con el apoyo de la Unión Europea, han trasladado desde Járkov, en el este de Ucrania, una colección de muestras genéticas de plantas a un lugar seguro en el oeste del país. El Banco Nacional de Genes estaba en peligro tras los bombardeos que en mayo del 2022 dañaron la infraestructura, la maquinaria agrícola y algunas de las colecciones de semillas.

En un comunicado de prensa, la delegación de la Unión Europea en Ucrania dice que el volumen y la diversidad del material genético vegetal contenido en la colección de semillas, parte del cual no está disponible en ningún otro banco, «lo hace único y esencial para la agricultura ucraniana y para el mundo».

Los científicos consideran que preservar las colecciones de trigo, cebada, guisantes, garbanzos, forrajes de clima templado y girasol de Ucrania es de vital importancia para la agricultura mundial. Como ejemplo, la colección de trigo blanco de invierno consta de más de dieciséis mil muestras. con variedades altamente resistentes a las heladas.

A partir de ahora, con financiación de la UE, los expertos de la FAO ayudarán a la Academia Nacional de Ciencias Agrarias de Ucrania a desarrollar e implementar un plan para la conservación a largo plazo y la reproducción segura de los recursos genéticos, incluido el traslado futuro a Svalbard, en Noruega, el almacén de semillas más grande del mundo.

El Banco de Semillas de Svalbard fue creado en el 2008 para que los bancos genéticos de todo el mundo almacenen en él muestras de sus colecciones de semillas y las puedan replicar en caso de que se pierdan como consecuencia de conflictos bélicos, actos terroristas o catástrofes naturales. Se trata de un almacén de seguridad.

Ahora piénsenlo. Bajo los constantes ataques rusos a la ciudad, científicos y técnicos han estado preparando todo el año el traslado de las semillas a un lugar seguro, envasando y etiquetando con precisión las muestras, conscientes de la importancia nacional y global de sus colecciones. Una vez finalizado el proceso, un tráiler refrigerado atraviesa el país en medio del caos y los bombardeos para poner a salvo las colecciones.

Obviamente, no pretendo convertir a los botánicos o técnicos agrícolas en héroes, simplemente llamar la atención sobre la importancia de la conservación de los recursos fitogenéticos, algo por lo que, a lo largo de la historia, algunos llegaron hasta las últimas consecuencias.