Anoche se cumplieron nueve años desde que El ministerio del tiempo se emitió por primera vez en La 1 de TVE. A pesar de la desbordante oferta de series que existe, pocas veces un estreno deja al espectador con aquella sensación de encontrarse ante una idea fresca y original, capaz de sorprender y caminar por terrenos no explorados. No es que el concepto de los viajes en el tiempo fuera un invento de nuevo cuño, pero sí su forma de engarzarlo con el presente y de plantear escenas refrescantes y memorables, a veces cómicas y a veces trágicas, como aquel «Federico, no vuelvas a Granada», del capítulo dedicado a Lorca, que estos días tantos recuerdan en redes sociales.
Casi por casualidad, apenas unas horas antes de ese aniversario nunca olvidado por los ministéricos que todavía sueñan con una renovación, la BBC anunció título y argumento de una nueva ficción que pergeña. Su nombre, tal vez por casualidad, es The Ministry of Time, y su argumento, puede que por azar, partirá de un departamento del Gobierno que reúne a expatriados de distintas épocas de la Historia para cruzar las fronteras temporales. No hay duda de que una propuesta singular como esta acepta bien las adaptaciones territoriales, con sus personajes propios y sus guiños internos. Pero antes de cruzar la puerta del tiempo y el espacio, conviene llamar y pedir permiso.