Doce horas de trabajo sin descanso en la sede de Cáritas en As Caldas
01 abr 2012 . Actualizado a las 07:06 h.Son las ocho de la mañana y dentro de la nave que el Banco de Alimentos tiene cedida en el polígono de San Cibrao, un grupo de personas se afanan cargando una furgoneta. Son voluntarios de la propia entidad y de la delegación de Cáritas en la parroquia ourensana de As Caldas. Los encargados del banco guían los pasos de los colaboradores de Cáritas por las distintas zonas de la superficie industrial para retirar exactamente la cantidad de cada tipo de alimento reflejada en los listados. A media mañana es necesario replantearse el traslado. El vehículo es demasiado pequeño para toda la carga que hay que desplazar: 8.471 kilos de alimentos procedentes de excedentes de la Comunidad Europea que serán repartidos entre 119 familias que aglutinan a 331 vecinos del barrio de A Ponte.
Después de sopesar el riesgo de una multa por exceso de carga, optan por hacer varios viajes. El traslado se completa a primera hora de la tarde. Algunos van a comer algo y se reincorporan al trabajo, ya en la sede de la parroquia, a las cuatro y media. Allí esperan más voluntarios. «Todas las manos son pocas en días como este, porque tiene que estar todo listo para empezar mañana el reparto para cada familia», explica Feli Maza, una de las responsables de acoger a los demandantes de ayuda en Cáritas de As Caldas. El trabajo sigue un orden metódico: los colaboradores van colocando en cada bolsa la cantidad precisa de cada producto. «En este reparto, por ejemplo, colocamos seis litros de leche por persona, si en una familia son ocho, pues van 48 litros, y así con cada artículo», explica uno de los voluntarios. Y asegura: «Un día así son muchas horas, pero no nos importa, ojalá siga llegando y que no falte porque hay mucha gente necesitada». Algunos se irán a casa a las diez de la noche. La delegación de Cáritas de As Caldas es la tercera de la Diócesis en la que se reparte más ayuda alimentaria. Aparte de los cuatro repartos anuales de excedentes, los voluntarios se encargan también de los que llegan a través de campañas locales que realizan tanto ellos a nivel parroquial como el Banco de Alimentos, así como de la recogida en empresas colaboradoras como Coren, Clesa Froiz o Aceites Abril.