
Los sindicatos Satse y Anpe iniciaron ayer en el colegio de Mende una campaña de formación en salud
21 nov 2012 . Actualizado a las 07:25 h.Es una reivindicación histórica que cobró fuerza ayer, con motivo de la celebración del Día Internacional de los Derechos del Niño. Los sindicatos Satse y Anpe, de los ámbitos sanitario y educativo, unieron sus medios en un objetivo común -la formación en salud de la población más joven- y en una reivindicación -la presencia en los centros educativos de personal de enfermería-. La figura de la enfermera escolar es una necesidad, aseguran, que no debería tener como excusa la crisis económica.
En un aula con alumnos de primaria, un grupo de enfermeros propuso una serie de actividades a partir de un cuento, «La gran aventura de Vera». Es el gancho de una campaña de educación para la salud que el sindicato Satse, en colaboración con Anpe, quiere acercar a los colegios ourensanos. Se trata, explica la enfermera y sindicalista Pilar Oviedo, de que los niños se familiaricen con el material sanitario que alguna vez tendrán que ver en las consultas médicas y que no siempre es recibido de buen grado. Además, se les ofrece información básica sobre alimentación y hábitos posturales relacionados, fundamentalmente, con el manejo de mochilas y su forma de sentarse o levantarse. En resumen, añade la también enfermera Cándida Pérez, se pretende que los niños tomen conciencia de la importancia de los hábitos saludables.
Desde el sindicato de educación Anpe, Celso Chao resalta la existencia de un vacío en el mundo escolar, precisamente en el ámbito de la salud. Son necesarios, expone, profesionales de enfermería que atiendan los problemas de algunos niños y que realice labores de educación para la salud. En la infancia, relata, se fijan hábitos que serán determinantes para la salud y el binestar del futuro adulto.
En el colegio de Mende, donde se desarrolló esta primera actividad de la campaña, estudian una veintena de niños con necesidades especiales; algunos con problemas de salud tan graves como autismo o parálisis cerebral y otros con complicaciones más leves, como diabetes o alergias alimentarias, pero que precisan una atención especial de sus educadores.
Necesidad de apoyo
Para éstos, explica el director del centro, Pablo Fernández, la figura de la enfermera escolar sería un apoyo importante: «En todos los centros hay un montón de niños con problemas variados que los profesores están asumiendo con buena voluntad. Hay que regularlo legalmente, porque no están capacitados para hacer determinadas cosas». Además, añade, podría incurrir en responsabilidades derivadas del vacío legal existente.
Ponerle insulina a un niño, actuar ante un ataque de epilepsia o controlar los índices de glucemia son demandas de las familias a los docentes. «Aquí el profesorado está bien dispuesto pero sigue faltándonos capacitación profesional para muchas de esas cosas y amparo legal», explica el director.