La víctima perdió un ojo y la Fiscalía solicita para el autor 6 años de cárcel
19 abr 2013 . Actualizado a las 07:15 h.Por una pelea en un bar que dejó a la víctima la grave secuela de la pérdida total de la visión de un ojo se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial Rubén L. G., de 32 años, considerado autor del puñetazo que causó la lesión por la que ayer tuvo que responder ante el tribunal.
Los hechos enjuiciados sucedieron la tarde del 1 de diciembre de 2010. La víctima se encontraba sentado en la barra del bar Perla 2 de Ourense, cuando entró en el establecimiento Rubén L., que era cliente habitual. En ese momento solo estaban los dos hombres y la camarera, cuyo testimonio resultaría crucial para aclarar en el juicio las diferentes versiones de lo sucedido entre el acusado y el denunciante.
El acusado relató al tribunal que se acercó a la barra, saludó y le llamó la atención al hombre porque «se dirigía de forma vejatoria a la camarera. Se mosqueó y se echó hacia mí sacando algo plateado del bolsillo. Tuve miedo porque él no era la primera vez que hacía cosas malas. Forcejeamos y cayó encima de las mesas. Al ver que sangraba, me detuve». Tras la pelea, dijo, se fue para casa, pensando que la víctima no había sufrido heridas graves. Dos días después fue detenido por la policía. La defensa intentó demostrar que la herida que le produjo la pérdida de la visión no fue consecuencia de un puñetazo sino de una herida penetrante provocada en la caída durante la pelea. La forense declararía después que el desprendimiento de retina que le provocó a la víctima la pérdida de la visión «es compatible con un traumatismo por un golpe de gran intensidad».
La víctima señaló que solo habló con el acusado cuando este entró en el bar, para decirle que sí le molestaba que se sentara a su lado y que al darse la vuelta notó «un impacto en el ojo izquierdo. Forcejeamos. La camarera intentó separarnos. Caí hacia atrás sobre una mesa y noté que chorreaba sangre». El hombre, que entonces ya tenía solo un 30% de visión en el ojo derecho, dijo que a consecuencia de este golpe ya no puede leer, ni ver rostros y ahora su incapacidad es mayor. La víctima aseguró que el acusado le pegó de nuevo fuera del bar, cuando ya había llegado el propietario, al que llamó la camarera, asustada.
La camarera, único testigo
La declaración de esta, única testigo ocular de lo sucedido, señaló que todo fue cuestión de minutos: «J. M. (la víctima) me hacía unos comentarios inoportunos, bromas de mal gusto. Entró Rubén y todo fue muy rápido. J. M. le dijo que se fuera. Creo que la pelea la empezó Rubén, que era el que daba más fuerte, el otro se defendía». La camarera no precisó si el acusado golpeó en el ojo a la víctima.
La defensa intentó desacreditar la versión de la víctima con declaraciones de testigos sobre el pasado violento de este para justificar la acción del acusado en el miedo insuperable. Sin embargo, ninguno de ellos había visto lo sucedido. El propietario del bar, que llegó después de la pelea y trasladó a la víctima al hospital, confirmó que a este le tenía prohibido el acceso al bar porque cuando bebía se ponía agresivo con los clientes y alguna vez había mostrado una navaja. Negó que la pelea hubiese continuado fuera del bar.
Como una rata atrapada
La Fiscalía pide para el acusado seis años de prisión, la pena mínima si se le considera responsable de un delito de lesiones con consecuencia de pérdida de un órgano vital. La acusación particular solicita un año más de prisión y una indemnización de 162.000 euros por las secuelas y la mayor invalidez que ahora sufre la víctima. La defensa solicitó la libre absolución o que le apliquen la eximente de miedo insuperable.
El acusado usó su derecho a la última palabra para señalar que estaba arrepentido y que reaccionó por miedo «como una rata atrapada».