Seis países participan en las Xornadas de Folclore de Ourense
07 ago 2013 . Actualizado a las 07:15 h.vivir el verano
La Universidad Laboral se ha convertido estos días en el refugio de 178 bailarines y músicos que vienen dispuestos a defender sobre el escenario su cultura popular. La 30 edición de las Xornadas de Folclore, que se prolongan hasta el 14 de agosto, acoge este año a participantes procedentes de Bielorrusia, Bolivia, Brasil, Filipinas, Serbia y Polonia. Seis nacionalidades conviven bajo un mismo techo intercambiando experiencias y, a pesar de que desde fuera puede parecer complicado el entendimiento, todos se muestran ilusionados.
«Creo que es una buena oportunidad para aprender sobre los demás y sobre ti mismo. Te ayuda a huir del autismo social en el que se encierra muchas veces la sociedad» dice un joven serbio, miembro del Ballet Folclórico Simyonov-Tucovic. Su país es el más veterano en el festival. Llevan seis años asistiendo, y aunque tienen a sus espaldas un viaje en autobús de casi tres días, están deseando actuar. Uno de los coordinadores del certamen, Xavier Álvarez, explica cómo transcurre el día a día de los participantes. Las mañanas y parte de las tardes se reparten entre el ensayo, las visitas a la ciudad y el merecido descanso. Además, hay un servicio de autobuses que les lleva hasta las piscinas de Oira.
Ya en el comedor, las mesas se distribuyen por países donde algunos exhiben con orgullo las banderas nacionales. Ayer fue un día especial para Bolivia, que celebraba el Día de la Independencia con una fiesta llena de color en la que animaron a los asistentes a moverse al ritmo de sus tradicionales danzas.
«Nuestra cultura es muy diversa. Allí el folclore siempre está de moda. Se baila en las calles, en las escuelas y hasta en las discotecas», dice el director del Ballet Folclórico de la Paz, Víctor Salinas. Cada grupo cuenta con tres guías, encargados de acompañarles a los lugares de actuación y de que no les falte de nada. Paula Álvarez y Jacobo Ovejero se ocupan de Brasil. «Es una experiencia muy enriquecedora porque conoces muchas culturas y eso te hace respetar más a los demás» dice ella, que repite por sexto año. Diego Freire echa una mano por segunda vez a los bolivianos, a los que ya considera amigos y con los que no pierde el contacto durante el año. En los pasillos del edificio suena la viola de la polaca Diana Lizak, que ensaya para sorprender por primera vez con sus acordes al público ourensano. No tienen horarios establecidos. «Practicarán tanto como necesiten», recalca su profesor.
Los grupos actuarán hoy en O Carballiño y Manzaneda a las 22.30 horas