Asumen fundamentalmente las funciones del registro civil
07 ene 2014 . Actualizado a las 07:30 h.Son los encargados de hacer constar los nacimientos, y también las defunciones. En medio (en algunos casos) también las bodas. Y es que cuando uno quiere casarse, ha de abrirse un expediente (con el objetivo, entre otros temas, de comprobar que ninguno de los contrayentes está casado ya). Esa es parte fundamental del trabajo de los jueces de paz de la provincia, un total de 83 personas que ocupan esa plaza en todos aquellos ayuntamientos donde no hay juzgado de instrucción (Ourense, O Barco, Trives, Verín, Ribadavia, Celanova, Xinzo y O Carballiño).
Su labor se concentra principalmente en funciones de registro civil, aunque también están capacitados para ejercer como mediadores en conflictos en los que hay una denuncia de por medio (asuntos menores y reclamaciones de menos de 90 euros), en un último intento antes de acabar en los tribunales. Por ejemplo, un problema de lindes o el corte de un camino por el que un vecino se ve afectado. El caso se deriva al juzgado de paz antes de que pase al juzgado de instrucción correspondiente. Curiosamente, en la vecina provincia de León sí es normal que las faltas pequeñas pasen por los juzgados de paz.
Otra de las atribuciones es la de oficiar bodas, aunque esta tampoco es una de las funciones más demandadas. Lo usual es que los enlaces civiles sean realizados por alcaldes o concejales, o por un juez de carrera.
Para ser juez de paz basta con ser mayor de edad, tener la nacionalidad española (y carecer de antecedentes) y, aún sin tener estudios en Derecho, reunir los requisitos para entrar en la carrera judicial. Los Concellos deben publicar las vacantes en el Boletín Oficial de la Provincia, para que los interesados puedan presentar sus candidaturas. El pleno debe escoger el nombre de la persona designada, que después debe ratificar el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
El de juez de paz es un trabajo remunerado, aunque la cantidad a cobrar va en función de la población del municipio, por lo que la cifra es prácticamente simbólica. Como ejemplo, en un Concello de menos de 2.000 habitantes, la asignación mensual ronda los 60 euros.