Alerta en el rural por la oleada de robos

Marta Vázquez Fernández
m. vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Manuel Vázquez, última víctima, en el exterior de su vivienda en Santo Estevo de A Peroxa.
Manuel Vázquez, última víctima, en el exterior de su vivienda en Santo Estevo de A Peroxa. miguel villar< / span>

Los investigadores buscan pistas para localizar a los ladrones de ancianos

19 jul 2014 . Actualizado a las 07:20 h.

Los asaltos que se han registrado en las últimas semanas en domicilios de zonas rurales ourensanas han puesto en alerta a las fuerzas de seguridad, especialmente la Guardia Civil. Aunque oficialmente no se han hecho manifestaciones sobre el asunto, en los últimos días los agentes han intensificado la vigilancia sobre los núcleos rurales, al tiempo que se trata de descubrir la identidad de los ladrones que en los últimos diez días han asaltado tres viviendas, llevándose diversas cantidades de dinero después de golpear a sus inquilinos, siempre gente mayor que vive sola en aldeas con muy pocos vecinos.

Y es que, pese a que se trabaja sobre varias hipótesis, la más probable es la que considera que los tres robos con fuerza han sido perpetrados por las mismas personas, que actúan cubriendo sus cabezas con pasamontañas y sus manos con guantes, para evitar ser identificados o dejar huellas que puedan ayudar a los investigadores a dar con su identidad.

Así, todos los testigos han confirmado que se trata de personas jóvenes, que hablan gallego y que actúan de forma muy organizada, ya que mientras unos entran en la vivienda y buscan el dinero -sin preocuparles tener que agredir a las víctimas para conseguirlo- otros aguardan en el exterior de la morada, en alerta por si se produjese cualquier contingencia.

Coincide también el hecho de que todos los asaltos se han registrado por la noche y no se descarta que en las tres ocasiones hubiese habido una vigilancia previa sobre las víctimas, ya que en dos de ellas los perjudicados habían estado sacando dinero de sus bancos uno o dos días antes de sufrir el asalto.

Sin armas

Otro detalle que no ha pasado desapercibido para los investigadores es que ninguno de los delincuentes ha utilizado armas para cometer los asaltos. El desconcierto y el temor que provocan en sus víctimas cuando entran en sus casas y las sorprenden mientras están dormidas e indefensas, y la violencia verbal y física que ejercen contra ellos cuando gritan o no confiesan dónde esconden el dinero, han sido hasta ahora herramientas suficientes para perpetrar los robos. Tal vez en esto también tenga que ver que los «objetivos» han sido por el momento personas mayores y en algunos casos incluso con serios problemas de movilidad, una elección con la que los ladrones reducen casi al mínimo las posibilidades de una reacción violenta que pueda dar al traste con sus objetivos.

No es la primera vez que se registran episodios de este tipo, y que tienen como víctimas a personas mayores residentes en zonas rurales, un núcleo de población que con demasiada frecuencia es víctima de delitos.

De hecho, en los últimos meses del año 2008 otra grupo de delincuentes, a los que se conocía como la banda de los encapuchados, cometió un importante número de asaltos con similares víctimas. Eso sí, en aquella ocasión, los delincuentes iban provistos de armas de fuego con las que, junto a sus métodos violentos, conseguían dinero de sus víctimas, escogidas también por su edad y residencia en municipios aislados.

Nunca más de 700 euros

Al igual que ahora, los delincuentes -que terminaron siendo detenidos - accedían a las viviendas de madrugada, aprovechando que los inquilinos dormían. Tras forzar las puertas de entrada, nunca se trataba de cerraduras blindadas, reducían a los habitantes, a los que maniataban y amordazaban para que no pudieran moverse mientras alguno de los captores se dedicaba a revolver toda la casa en busca de dinero. Sin embargo, pese a todos estos esfuerzos, en la mayor parte de los casos los ladrones no consiguieron llevarse importantes cantidades de dinero, sin superar nunca los 700 euros.

Más cuantioso ha sido el botín que han conseguido hasta el momento este nuevo grupo de asaltantes, que en tres golpes ya se han hecho con una cantidad cercana a los seis mil euros. La historia parece volver a repetirse por lo que los investigadores no descartan que en los próximos días se puedan producir nuevos asaltos. De momento, ellos tratan de conseguir pruebas que ayuden a localizarlos, pero mantener a salvo a los habitantes de las decenas de aldeas casi deshabitadas que hay en la provincia, no parece a priori una tarea sencilla.

Las víctimas hablan de cuatro personas jóvenes y que siempre hablan en gallego

Los asaltantes no utilizan armas, pero golpean a los ancianos para conseguir dinero