Amenazas, estimado delegado del sindicato médico CESM con más huelgas médicas («incluso indefinidas»), como la sufrida el martes en el CHUO. No creo en las huelgas de élites ni en tu sindicalismo de élite. No creo en sindicalistas que, como tú, lo son por la mañana en la sanidad pública y, por la tarde, ejercen de médicos en la privada. Ya está bien de culpar a los políticos de todos los males sanitarios. Vuestra culpa no es menor. El día que denuncies a los galenos que cobran por trabajar de 8 a 3 en la pública pero llegan a las 9 y se van a las 2 porque a las tres ya tienen gente en su consulta (en la que suelen cobrar en negro), empezaré a creer en tu sindicato y en tus huelgas. El día que exijas que los jefes de los servicios de la sanidad pública (cuyas listas de espera nutren a la privada) no tengan clínicas propias, creeré en tu sindicato. Mientras, tengo que lamentar que hayáis generado graves conflictos a centenares de pacientes que vieron suspendidas sus operaciones y consultas. Te recuerdo el consejo de Hipócrates: «Si no puedes hacer el bien, por lo menos no hagas daño». Con la buena sanidad pública que tenemos en Ourense, ¿por qué os empecináis en deteriorarla? Vuestras movilizaciones, ¿serán por el interés de los 322.293 ourensanos o por el bolsillo de una élite? Es la duda que me deja tu huelga, estimado médico de la privada metido a sindicalista de la pública.