Los ninis ourensanos de la ESO

mar gil OURENSE / LA VOZ

OURENSE

<span lang= es-es >Actividades a favor de la paz</span>. En los centros escolares ourensanos son habituales las actividades contra la violencia para inculcar desde pequeños valores de tolerancia a los escolares.
Actividades a favor de la paz. En los centros escolares ourensanos son habituales las actividades contra la violencia para inculcar desde pequeños valores de tolerancia a los escolares. santi m. amil< / span>

Un estudio con 1.270 alumnos de la provincia apunta como tipo de violencia escolar más habitual las interrupciones intencionadas en el aula

26 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni trabajan ni dejan trabajar. Ni atienden ni dejan atender. Son los ninis de la ESO, el principal problema, según los propios estudiantes, de la conducta en las aulas ourensanas de secundaria.

Un estudio realizado por la oficina del Defensor do Profesor, del sindicato Anpe, refleja la disrupción en el aula como el tipo de violencia escolar más habitual en los centros educativos de la provincia. A continuación, siempre según la percepción de los estudiantes, se sitúan los actos de violencia del alumnado, después los del profesorado y, en cuarto lugar, la violencia a través del mundo tecnológico.

Los 1.270 jóvenes encuestados en centros públicos y concertados de Ourense durante el pasado curso 2014-15 apuntaron, en un 57% de casos, a las interrupciones como principal gesto violento en la convivencia escolar.

Un 31% de los jóvenes cree que se trata de una problemática de grado alto y el 25,16 opina que es de nivel medio. Entre los primeros, casi la mitad destacan que hay alumnado que ni trabaja ni deja trabajar al resto; en otros casos, los encuestados advierten que los profesores ven dificultada su labor por las charlas de los alumnos o por su comportamiento inadecuado. Menos frecuentes son las denuncias sobre faltas de respeto al profesorado o hechos como esconder pertenencias de los compañeros «para fastidiar».

El informe del Defensor do Profesor analiza también las respuestas de los alumnos respecto a la violencia protagonizada por ellos mismos. Se sitúa como el segundo tipo más habitual, aunque el 64,6% consideran que la incidencia es baja; solo el 17% la valora como elevada.

Estos destacan como actos violentos más frecuentes dar collejas o cachetes a sus compañeros bromeando, hablar mal unos de otros, extender rumores negativos, discriminar a quienes obtienen buenos, o muy malos, resultados académicos y poner motes molestos. En menor medida advierten acciones como esconder pertenencias del profesorado o material del centro necesario para trabajar, insultar al profesorado o protagonizar agresiones físicas en las inmediaciones de los colegios. El tercer factor de violencia percibido en la encuesta tiene como protagonistas activos a los profesores. Según el 68,9% de los participantes en el estudio, el nivel de violencia del profesorado es bajo, mientras que un 13,69% lo considera alto.

Entre este último grupo, una cuarta parte opina que hay profesores que bajan la nota de algunos estudiantes a modo de castigo; otros creen que el profesorado le tiene manía a algunos estudiantes y otros que aplican castigos injustamente. También se refleja en la encuesta la percepción de que hay docentes que insultan, ridiculizan y no escuchan a sus alumnos.

Finalmente, la violencia a través de medios tecnológicos aparece en cuarto lugar de incidencia. Se manifiesta con grabaciones a compañeros o profesores con el móvil para someterlos a burla y envío de mensajes o publicación de fotos o vídeos ofensivos.

¿De qué estamos hablando?

El estudio entiende como violencia escolar «una conducta intencionada con la que se causa daño o perjuicio, que en los centros educativos puede manifestar formas muy variadas: violencia física y verbal por parte del alumnado, violencia ejercida por el profesorado, disrupción en las aulas y violencia a través de las TIC»

El Defensor del Profesor atendió 18 demandas de apoyo psicológico

Dieciocho docentes -algunos ejerciendo en centros educativos de la provincia de Pontevedra- demandaron de la oficina del Defensor do Profesor del sindicato Anpe atención psicológica el pasado curso. En total, el número de demandantes de apoyo, en diferentes ámbitos, fue de 271.

Por primera vez, explica la psicóloga Elena Orbán, hubo peticiones de profesorado de todos los niveles educativos, incluido Infantil. En torno al 90% sufrieron depresiones y necesitaron ayuda médica a lo largo del año.

Aunque la mediación, apunta la psicóloga, ayudó a resolver numerosas situaciones de violencia o agresividad, doce conflictos están todavía abiertos, pendientes de resolución sin descartar la vía judicial. Amenazas, coacciones, injurias, acoso laboral y agresión física son el trasfondo de los problemas denunciados.

Los centros abrieron el curso pasado treinta expedientes disciplinarios

Treinta y ocho expedientes disciplinarios menos que en el 2013-14 abrieron el curso pasado los centros educativos de la provincia. En total, fueron 30 -24 de ellos en la ESO-, según los datos facilitados por el sindicato Anpe.

Su responsable, José Manuel Fernández, destaca, más allá de la cifra global, su escaso volumen respecto al contexto más próximo, el gallego, y más aún respecto a situaciones en grandes ciudades.

«Estamos nun bo nivel de convivencia na nosa provincia; diría que, incluso, estamos nun grao notable ou sobresaínte en convivencia escolar». Tenemos una buena salud, añade, a pesar de que «os casos que se producen, aínda que sexan poucos, son gravísimos para quen os padece».

En el caso de profesores atendidos por el sindicato como víctimas de violencia de cualquier tipo, «algúns pediron cambios de centro por razóns de saúde ou por razóns humanitarias; outros pediron a xubilación anticipada e algún decidiu abandonar a docencia».

El sindicato destaca el papel de las familias en la actitud de los alumnos en el aula.