Un drag queen ourensano de premio

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO

OURENSE

El actor valdeorrés Christian Escuredo logró el Broadway World protagonista por Felicia en «Priscilla»

03 dic 2015 . Actualizado a las 17:26 h.

«Es un honor recibir un premio por interpretar a un personaje tan divertido. Y aunque llevamos más de 400 funciones, cada noches sigo descubriendo a mi Felicia». Con esas palabras agradecía el barquense Christian Escuredo el Broadway World Spain a mejor actor protagonista por su papel en Priscilla, el musical. Emocionado y muy contento, se alzaba así con un galardón que otorga el público, en unas votaciones a través de Internet, en las que la obra se llevó otras cuatro estatuillas más. Lo recogía en la noche del lunes en Madrid, y minutos después lo comunicaba a los amigos por correo electrónico. También, y en especial, a los de Valdeorras. Antes, en su discurso de agradecimiento, ya había tenido unas palabras de cariño a sus «paisanos» por el apoyo.

La del lunes fue una de las muchas alegrías que Escuredo está recibiendo de su papel de Felicia. Los más de 300.000 espectadores que han pasado por el teatro Alcalá de Madrid para ver la obra se encuentran a un joven muy alejado de la imagen habitual en su carrera. Y no solo porque vaya vestido de drag queen en taconazos imposibles (que también), sino por su propio cuerpo. Escuredo es aquel niño que llevó a Valdeorras hasta el triunfo en el concurso musical del Luar, y que después se fue transformando en un adolescente larguirucho que apareció en series y películas para televisión; y que tuvo que revestir de músculos para convertirse en Felicia.

Fue un proceso duro. Escuredo vio la convocatoria de la audición poco después de haber acabado Sonrisas y Lágrimas. Hacía ahí del protagonista más joven, así que conservaba su imagen aniñada. Estaba sin proyectos a la vista, y vio el pelotazo que el musical ha acabado siendo. Así que lo tuvo claro, trataría de convertirse en el actor que estaban buscando. Se presentó ante un entrenador personal y, con una foto del actor que hace el papel en Broadway, fue claro: «Le pregunté, ¿puedo ser este cachimán en tres meses? Me dijo que sí y me puse a entrenar», resume. El objetivo era conseguir un cuerpo musculado y, al mismo tiempo, poder resultar muy femenino cuando así fuese necesario. Lo de saber cantar, bailar y actuar ya lo tenía. Faltaba una cuestión física. «Al principio cogí como siete u ocho kilos, que después en el entrenamiento fui moldeando», señala. «Me tuve que poner las pilas con un dietista, para conseguir el cuerpo musculado; y trabajar la parte femenina, porque es un personaje muy femenino, tuve que tomar muchas clases de baile con tacones», resalta. Empezó su transformación en febrero, y en mayo logró el papel. En agosto empezaron los ensayos, y desde octubre de 2014 la obra está en cartelera. Y ahí sigue.

Durante cinco noches (en este mes, seis) a la semana se convierte en Felicia (Adam cuando está fuera del espectáculo que se crea en el propio musical). Eso le obliga a dos horas y media de función -hay días de dos pases- en las que no deja de cantar y bailar. Y lo hace sobre grandes plataformas. «Hay un momento en el que tengo una persecución, una serie de mineros me empiezan a perseguir, un momento muy homófobo que hay ahí, en el que me pego un esprint en tacones que al acabar empiezo a cantar», señala como ejemplo de uno de los puntos en los que la forma física es necesaria. El público lo nota, dice. «La gente que queda impresionada, y muchas amigas me dicen, ¡ya me dirás cómo puedes correr en tacones!», cuenta entre risas.

No solo tacones, también hay mucho maquillaje. Lo que peor lleva, reconoce, es la purpurina. «Llega a ser un coñazo, porque se mete por todos lados», apunta. Pero es el único pero en el que está siendo su primer contacto con la comedia, y reconoce pasárselo en grande. También, en parte, gracias al público. La banda sonora de Priscilla está compuesta de temas conocidos de Madonna o Tina Turner, así que pocos son los que consiguen no ponerse a cantar. Un regalo. Y ahora, un premio.

«Muchas amigas me dicen, ¡ya me dirás cómo puedes correr en tacones!», dice entre risas