El animal disfruta con tranquilidad en las fincas de las casas
28 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Desde hace alrededor de un año, los vecinos de los últimos números de la calle Marcelo Macías de la capital ourensana tienen una visita especial. Para algunos tierna y para otros, aseguran, no demasiado bienvenida. El jabalí, joven, baja siempre a última hora de la tarde y pasea por las fincas de las traseras de las casas, sin sorprenderse ni asustarse. Ni siquiera de los perros que le ladran y con los que llega a jugar, aunque separados por las vallas. Además, ahora que oscurece más tarde, es más fácil verlo entre las fincas, sin temor ninguno ni a los animales ni a las personas.
Yolanda Sierra es una de las vecinas que lo ve pasear todos los días detrás de su casa. «Hace alrededor de un año veíamos que la hierba estaba aplastada y pensábamos que sería por la lluvia, aunque era raro. Y un día lo vimos, era una cría», relata. Ella es de las que aseguran que el animal no hace daño, aunque es consciente de la necesidad de que alguien se haga cargo de él para llevarlo de nuevo al monte. «Es muy jovencito, pasea por aquí y hasta se tumba en la hierba», explica Yolanda. Pero, indica, hay algún vecino que se queja de su presencia e incluso que ha amenazado con envenenarlo. Por eso, subraya, es importante llevarlo lejos de la zona para que no vuelva, ya que en la actualidad tiene por costumbre una visita diaria.
«Él suele venir sobre las ocho y media de la tarde y anda por aquí una hora, más o menos. Los perros le ladran y él se acerca y se pone a saltar delante, como si quisiera jugar con ellos», dice. Yolanda Sierra ya se ha puesto en contacto con una asociación en Santiago para que se hagan cargo del animal y así evitar que tenga que ser sacrificado o que sea envenenado. Y afirma que le han comunicado que acudirán en unos días par llevárselo.
«Es un animal salvaje, pero está adaptado y no es peligroso. De todas maneras es importante llevarlo al monte pero lejos, a varios kilómetros de aquí, para que no le pase nada y no pueda regresar de nuevo», explica esta vecina, que teme que el animal pueda ser sacrificado. «Le puedes hacer fotos sin problema porque te ve y no se mueve ni se escapa», afirma. Los que son contrarios a su presencia aseguran que el animal causa desperfectos en sus fincas y que es necesario buscar una solución cuanto antes.