El presidente de la Xunta pretende suprimir una decena de altos cargos
03 dic 2012 . Actualizado a las 13:55 h.Acto primero: en la constitución del Parlamento, a mediados de noviembre, repuso a Pilar Rojo, Santalices, Balseiro y Puy en la cúspide de la Cámara. Acto segundo: durante el debate de investidura, la semana pasada, repescó sus recetas de austeridad, rigor y solvencia. Tercer acto: formación de Gobierno. Más de lo mismo, otra vez. Para el Ejecutivo 2012-2016, Alberto Núñez Feijoo aprobó ayer una estructura básica casi idéntica a la del anterior y un equipo con un cambio nada más, la salida de Javier Guerra de Economía e Industria para la entrada de un hombre de los suyos, Francisco Conde. A niveles inferiores, no obstante, se avecinan reformas dentro del esqueleto administrativo. A partir de hoy, el presidente pretende discutir con su equipo un plan para dejar en aproximadamente 55 la nómina de superdelegados, secretarios xerais, directores y asimilados. O sea, quiere suprimir una decena de altos cargos.
Comparando el nuevo Gabinete con el viejo, en la forma apenas se aprecia una diferencia, consistente en la elevación del conselleiro de Presidencia, Administracións Públicas e Xustiza, Alfonso Rueda, a la categoría de vicepresidente. En el campo de los nombres, igualmente, solo un relevo, el Conde-Guerra, que sirve al jefe del Ejecutivo para premiar a un amigo que manejaba su agenda internacional, aumentar incluso más el control sobre sus huestes y, de paso, colocar en San Caetano a alguien de la provincia de Lugo, clave en la victoria del 21-O.
¿Por qué repetir partitura e intérpretes? Entiende Feijoo que, si algo funciona y en las urnas así queda refrendado, no debe alterarse. Opina también que había transcurrido demasiado poco tiempo desde la última remodelación del Gobierno (enero del 2012) como para ejecutar ahora otra gran transformación. Finalmente, cree que, por un lado, la situación económica y su personal apuesta por la contención le impedían aumentar las carteras a nueve o a diez, como, por razones de operatividad, le hubiese gustado. Y, por el otro, que no había por donde podar más el árbol al objeto de reducir los departamentos a siete, un gesto que, en época de recortes sociales, le habría gustado ensayar ante la opinión pública.
En la nueva Xunta, Rueda sumará a sus viejas funciones la de mejorar la coordinación entre áreas. Al frente de ellas siguen Beatriz Mato en Traballo e Benestar; Rosa Quintana en Medio Rural e do Mar; Elena Muñoz en Facenda; Rocío Mosquera en Sanidade; Jesús Vázquez en Cultura, Educación e Ordenación Universitaria, y Agustín Hernández en Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas.