La concentración de vehículos clásicos e históricos, celebrada ayer en la plaza de España de Pontevedra, se convirtió en todo un acontecimiento ciudadano y atrajo cientos de amantes del motor, y no tan amantes, que disfrutaron igual ante semejantes reliquias automovilísticas de los años treinta y sesenta.
Cerca de sesenta coches antiguos participaron en esta exhibición que nadie se quiso perder. Desde un Chevrolet Impala a un Lincoln Continental, pasando por un un Rolls Royce Silver Shadow, un Ford Taunus, además de los populares Seat 600, 850 y 127, hicieron las delicias de los asistentes a la muestra.
El más antiguo era un Citroën negro de 1939 y las estrellas de la exposición fueron los autobuses de la marca Mercedes y Pegaso de los años 50, propiedad de la empresa Cuíña. También llamó la atención una vieja ambulancia de la Cruz Roja.
La organizadora del evento fue la Asociación de Amigos des Vehículos Antiguos, que cuenta con más de 130 miembros y contó con la colaboración del Concello.