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¿Queda algún marxista?

La Voz PROFESOR DE FILOSOFÍA

AGRICULTURA

17 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El descubrimiento de este curioso ahijado de Carlos Marx en Vilagarcía suscita algunos interrogantes sobre la figura de su padrino. El fundamental es plantearnos si su pensamiento tiene algo que decir en 2013 o debemos relegarlo al desván de los sueños (o pesadillas) imposibles.

Marx se planteó si la historia tenía alguna lógica, o si todo era un aglomerado de acontecimientos sin sentido. Encontró la respuesta en la economía. La clave explicativa de los procesos históricos era el grado de desarrollo de las fuerzas productivas vinculado a unas ciertas relaciones de producción. Dicho de manera más sencilla hasta parece una obviedad: no se vive lo mismo (ni se piensa lo mismo) en una sociedad agrícola de estructura feudal que en una sociedad industrial avanzada.

Se encontró con el naciente capitalismo y se dedicó a desentrañar sus mecanismos económicos. El diagnóstico no pudo ser más demoledor: el capitalismo es intrínsecamente inhumano, irracional e injusto. Marx sostenía que los trabajadores asalariados no son tratados como hombres, sino como bestias y máquinas. El trabajo asalariado, regulado solo por la arbitrariedad azarosa de oferta-demanda, es la ley de la nueva esclavitud, consagrada por la economía capitalista y por la disciplina económica clásica. Esclavitud disfrazada con apariencia de libertad a través del contrato laboral y del salario. De este modo, contrato laboral y salario son el medio a través del cual al trabajador se le dice que es libre para convertirse en esclavo de una economía capitalista, pues el trabajador o acepta las condiciones de trabajo o muere. ¿Les suena?