El Juli, Perera y Talavante, por la puerta grande en Pontevedra

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Los tres matadores se repartieron siete orejas con la ovación del público

05 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Terna por la puerta grande en Pontevedra. El Juli, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante lograron el apoyo del tendido y cosecharon una jornada triunfal en el coso de San Roque, con siete orejas entre los tres en la segunda jornada taurina de agosto en la plaza de toros capitalina. Por la puerta grande también salió el mayoral.

Ante una plaza entregada y que aplaudió cada uno de sus movimientos, el Juli toreó a los dos mejores animales de la tarde, Durmiente y Cantaor, de la ganadería de Toros de Cortés y Victoriano del Río. El primero de los dos, un bravo ejemplar colorado, demostró raza y fuerza desde su entrada en la arena hasta el mismísimo final. Fue tal su coraje que el presidente, reticente a hacer concesiones durante toda la tarde, apoyó la petición de una vuelta al ruedo para el toro más tenaz que ayer se vio en la plaza. El Juli arriesgó y brilló con los dos ejemplares y tuvo su recompensa guiando a sus toros a donde quiso con gran facilidad, aunque no exenta de riesgos. Tres de las siete orejas las ganó él, dos en la primera faena y otra en la segunda. El público intentó que se llevase una cuarta, pero el presidente no atendió la petición.

Miguel Ángel Perera también realizó una buena tarde. A Envoltorio, un bravo animal negro chorreado de 510 kilos, lo comenzó a torear con la muleta en medio de la plaza, completamente quieto y citando al toro por delante y por detrás, logrando el aplauso del respetable. Las dos intervenciones previas del Juli le dejaron el listón muy alto, pero Perera intentó ser digno del reto y logró con el primero una buena faena, enturbiada solo por un fallo en la estocada, que se quedó en un pinchazo que hubo que repetir. Las cosas también estuvieron complicadas con su segundo toro de la tarde, Aldeano, porque en la faena de la muleta tuvo que corregir la salida del animal varias veces. Una oreja en cada ocasión, le garantizó traspasar la puerta grande entre los vítores de los pontevedreses.

Alejandro Talavante también logró que los tendidos se pusiesen en pie. A su primer toro, Elegido, en el tercio de muletas, lo exprimió al máximo y sacó de él todo tipo de movimientos, tanto de naturales como de derechazos. Obtuvo una oreja, que a parte del público le supo a poco. El momento de la revancha le vino con Pudoroso, el último de la tarde, que resultó ser un ejemplar esquivo por momentos y el peor de la corrida sin duda. Aún así, Talavante logró sobreponerse a la dificultad y se hizo con el animal lo suficiente como para arrancar los aplausos del público en varias ocasiones, sobre todo cuando de rodillas se encaró al toro varias veces. Una primera y certera estocada al fondo le hizo merecedor de su segunda oreja.