El vehículo no multa, da parte a la patrulla para que sancione la infracción
18 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El multamóvil asusta solo con verlo acercarse, pero ese efecto que siembra a su paso por las calles de Pontevedra está siendo preventivo. Al menos eso es lo que se consiguió desde que empezaron las pruebas. El pasado lunes encendió todos sus dispositivos para vigilar el tráfico como un agente más, pero, ¿cómo funciona el ollomóbil? Nos subimos a él durante la mañana para conocer desde dentro este sistema de vigilancia.
A la una de la tarde arrancamos de la Jefatura de la Policía Local para vigilar, en esta ocasión, los aparcamientos en las zonas de servicio. Tras un pequeño recorrido por el centro de la ciudad, el Toyota Aygo se dirige a la calle Echegaray, uno de los puntos negros. Al enfilar la calle, el agente pulsa en la pantalla del ordenador de a bordo la tecla de capturar imágenes. A partir de ahí, el multamóvil fotografía todas las matrículas de los vehículos aparcados en batería en el margen izquierdo. Solo dos dan la señal de haber sobrepasado el tiempo máximo de 15 minutos. En esta ocasión, no serán multados porque pasa de las 13.30 horas, límite para la vigilancia.
Si se hubiese detectado la infracción, los agentes enviarían las imágenes al móvil de la patrulla de zona para que sean ellos los que emitan la sanción con las fotos y matrículas identificadas. En la pantalla queda registrada la hora en la que pasó por primera vez el multamóvil y cuando volvió a hacerlo. «Es un mecanismo más exacto», puntualizan los agentes, que también tienen la opción de dar parte a la grúa. En esa misma calle, se detecta que un coche cambió de plaza dentro de la misma calle y no podrá ser sancionado. «Ante la mínima duda, no se denuncia», aclara el agente.
Cambios en el futuro
Cuando la ciudad se acostumbre a este nuevo dispositivo, se incorporará la posibilidad de que el multamóvil emita la sanción. «Es el único de España que puede multar, tienen una impresora y te permite dejar la sanción en el momento. Así se evita que el conductor pueda cometer una infracción durante varios días sin saber que lo está haciendo y recibirlas más adelante», indican desde el vehículo, que por ahora solo vigila. Al salir de la calle Echegaray, el multamóvil vuelve a ser un vehículo normal con el dispositivo de vigilancia en stop, aunque el temor entre los conductores es el mismo. Desde que empezó con las pruebas, la Policía Local constató una reducción del 10 % de las multas, que se le pueden atribuir. Para ellos, está es la finalidad de los 53.000 euros que costó a las arcas municipales.
Ayer vigiló las zonas de servicio, pero está habilitado para detectar cualquier infracción que le ordene la patrulla. Ya de vuelta a la Jefatura, el balance es de cero multas, al menos, en esa hora.