Mucho más que los bibliotecarios de sus ayuntamientos

C. Pereiro PONTEVEDRA / LA VOZ

CUNTIS

LUZ CONDE

Colaborativos y queridos, así son los tres trabajadores que año a año velan por la cultura en sus zonas

31 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Abren en verano y en invierno. Su trabajo no es otro que el de guardar y gestionar esa cultura que se atisba en las páginas de los libros que custodian, y que ceden gratuitamente cuando se los reclaman. A priori, podría pensarte que este es su único cometido, pero en la práctica Mario Touceda, María Luisa Ameal y Ana María Barreira van mucho más allá que el de prestar y retornar libros.

En Cuntis, Mario lleva décadas trabajando como bibliotecario. Es un auténtico dinamizador de la cultura y una de las personas más conocidas de la villa termal. Su voz explicativa y pausada podrían definirlo. Situada en la casa de cultura Roberto Blanco Torres, ostentando el número uno de la Praza das Árbores, la biblioteca de Cuntis es su hogar.

«Me gusta decir que esta es una biblioteca que hace de casa de cultura y no al revés. Priorizo mi labor como gestor de estos libros, aunque luego, por diferentes motivos, también trate de echar una mano donde sea necesario», afirma Mario.

La biblioteca de Cuntis es singularmente bella. Una mezcla de madera, piedra y una buena colección de libros. Aquí, su bibliotecario también ayuda a todo visitante que se acerca, pues en la planta baja se sitúa un salón para exposiciones y también funciona como punto de turismo. «Obviamente si viene algún turista, trato de echarle un cable en lo que puedo». También se encarga de gestionar cualquier uso que se le dé al edificio y a sus habitáculos, si bien, él se siente cómodo entre sus libros, como un amante de la lectura que asemeja ser, reflejo de letras y tranquilidad.

Las bibliotecas de Moraña y Portas se sitúan, ambas, dentro de las casas de cultura de sus municipios -es extraño que los concellos pequeños puedan otorgarle un edificio entero a una biblioteca municipal-. Son lugares que funcionan de diferentes formas y tocan bastantes elementos de actuación. Sus administradoras son trabajadoras incansables pero que sienten pasión por el trabajo a realizar.

«O traballo é completo porque nun Concello pequeno todos temos que axudar no que podamos. Aquí, na casa da cultura exerzo de bibliotecaria e logo trato de botarlle unha man á concelleira, xa que ela non ten dedicación exclusiva. Busco a coordinación entre este lugar e o Concello, xa sexa programando os cursos de formación, os informativos, a Omix, xuventude, servizos sociais... Un pouquiño de todo», explica Ana María, trabajadora en Portas. «Aquí temos uns 5.600 exemplares. Imos recibindo doazóns da Xunta, ademais das adquisicións do Concello».

Desde mayo del 2005, Ana se volvió una cara conocida para la juventud del municipio, pues comenzó a dar clases de refuerzo entre esas mismas paredes. Una actividad extraescolar gratamente recibida por toda la comunidad escolar. Por supuesto, no solo la visitan niños. «Se falamos de libros, os adultos veñen buscando exemplares sobre cociña e educación ou psicoloxía, ademais dalgunha novela... Pero tendo unha poboación bastante maior na nosa zona, tamén se acercan a pedir a vez para renovar o DNI, xa que é habitual que non teñan Internet ou non saiban pedilo a través da web».

María Luisa lleva 18 años vigilando de los tesoros de papel del municipio morañés, aunque estos días no pueda estar demasiado tiempo en esa casa de cultura que ubica su puesto. Y es que como animadora cultural, el Carneiro ó Espeto ha convertido Santa Lucía, estos días, en un auténtico vórtice de decenas de actividades y eventos deportivos y sociales.

«Ao final hai que facer un pouco de todo. Eu estou contentísima. Fixen maxisterio no seu día e cando empecei a traballar descubrín outras cousas», explica María Luisa. «Ademáis da biblioteca coordino as actividades culturais e deportivas, programacións de entroido, Nadal... Todas esas cousiñas e actividades».

Ríe cuando se le pregunta si es algo duro, algo obvio debido a la dedicación y las horas que todo ello requiere. «É un concello pequeno e hai que axudar no que se pode. Lévase ben», señala la trabajadora.

«Eu sigo con moitas gañas e forzas porque cada ano é diferente. O bo do meu traballo é que sempre é distinto cada ano, parecido, pero non igual», explica la bibliotecaria. «É incrible ver como xente que antes víña a facer uso da biblioteca de rapaz agora trae aos seus fillos para a ludoteca ou a buscar a un libro».

Turismo, exposiciones, fiestas, clases extraescolares, ludotecas... No solo de libros vive el bibliotecario, y menos Mario, María Luisa y Ana, que confían en seguir por tiempo echando una mano a la cultura y a los vecinos de sus pequeños concellos.

Aunque la biblioteca comparta el mismo espacio que el de la casa de cultura de Cuntis, él prefiere decir que es la biblioteca la que hace de casa, y no al contrario, como suele suceder en otros ayuntamientos. Apasionado por su trabajo, lleva décadas coordinando buena parte de la cultura que pasa por la villa termal.

Tras 18 años trabajando en Moraña sigue con las mismas fuerzas y las ganas del primer día. Trabaja, además de en la biblioteca, en la gran mayoría de los eventos deportivos y culturales que se llevan a lo largo de todo el año en el municipio morañés. Ha visto más de una generación acudir a su lugar de trabajo.

Comenzó dando clases extraescolares en la casa de cultura de Portas y hasta hoy. Cuida de los más de 5.000 libros que hay en la biblioteca y trata de ayudar en el resto de las actividades culturales y de ocio del Ayuntamiento, como son las ludotecas del verano, o echar una mano a los más mayores del municipio.