El histórico Carabela de Pontevedra reabrirá de nuevo sin miedo a buscar personal: «A la gente también le interesa trabajar aquí»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

David Míguez, nuevo gerente del Carabela de Pontevedra
David Míguez, nuevo gerente del Carabela de Pontevedra Ramón Leiro

El hostelero David Míguez y sus socios mexicanos devolverán a la plaza de A Ferrería un negocio casi centenario

26 abr 2024 . Actualizado a las 20:55 h.

Páginas y páginas se han escrito del Carabela desde que echó a andar en la década de los cuarenta. Cerrado a cal y canto desde el 12 de noviembre de este año, la incógnita de quién asumiría la reapertura rondaba por la hostelería de la ciudad hasta que esta semana se supo quién se encargará de volver a dar vida a un negocio que es mucho más que un bar. David Míguez, que dirige El huerto del cura, le devolverá la imagen que lo convirtió en un emblema de la ciudad después de que la última gerencia optase por un modelo tan moderno como controvertido para sus clientes. «Le daremos un lavado de cara para volver a lo que fue, con sus camareros uniformados y su estilo clásico», reconoce el nuevo responsable, que se embarca en esta aventura de la mano de unos socios mexicanos. Él será la cara visible del Carabela. «Estoy muy ilusionado porque es un lugar histórico y con mucha solera en Pontevedra», explica Míguez.

Puede decirse que el Carabela lo encontró a él y a sus socios. Hace un par de meses que surgió la oportunidad y no lo dudaron. La negociación se prolongó unas cuantas semanas, pero con el contrato ya firmado solo queda comenzar a trabajar para poder abrir el 1 de junio. Será el renacer de la plaza de A Ferrería, que en los últimos meses ha estado marcada por los conflictos entre indigentes y toxicómanos. La reapertura de la cafetería del Carabela dará lustre al corazón de la ciudad este verano y en un par de años se espera que se inauguren los pisos turísticos que se proyectan en el resto del edificio después de que el empresario Joaquín Montes se hiciese con todo el inmueble, salvo el bajo.

Por delante quedan ahora cinco semanas de obras. «Daremos pequeños retoques, será un lavado de cara. Sacaremos esos sofás rojos que estaban de espaldas a los ventanales y también la barra del medio. Intentaremos darle el aire que tuvo siempre, no queremos que tenga un estilo moderno. Huimos de eso», prevé David Míguez, que hasta intentó recuperar la pintura de Conde Corbal que cubría todo el frente de la barra. «Está en el Museo y es imposible», apunta este hostelero, que prescindirá de los colores llamativos que cubrían las paredes del Carabela.

Al margen de esa decoración que invitará a sus clientes a viajar al pasado, la oferta gastronómica también le devolverá su esencia. Aunque su última reapertura, en diciembre del 2022, prometía los calamares de siempre en unas letras impresas sobre sus ventanales, esa oferta no acabó de cuajar. «Nosotros abriremos desde la mañana para dar el servicio de desayunos y luego tendremos la hora del vino o el vermú, además de las tapas típicas de pulpo y calamares», señala David Míguez.

Este hostelero de Pontevedra hizo popular El huerto del cura con una oferta de desayunos y brunch que convirtieron su local de Joaquín Costa en un punto de referencia para los que quieren arrancar el día con fuerza. Después de la pandemia vio el filón de los desayunos como el plato fuerte. Y funcionó. ¿Hará lo mismo en el Carabela? «Habrá algo del estilo brunch, pero no como en el Huerto», reconoce.

Un negocio de idas y venidas

La nueva gerencia todavía está perfilando la carta de un local en el que probaron suerte muchos empresarios y emprendedores. El responsable de La Pepita en Santiago, Miguel Álvarez, fue el último en intentarlo después de la gerencia fugaz de Miriam Baeza, una joven de 23 años que apenas estuvo un año al frente del Carabela. El negocio no resultó como esperaba en ambos casos y desde hace medio año sus persianas se bajaron hasta que llegase una oferta competente. Los propietarios del bajo encontraron un candidato con experiencia hostelera en la ciudad que tiene por delante el reto de impulsar A Ferrería desde dentro.

David Míguez lo asume sin temor. Ni siquiera le provoca dudas el tener que encontrar unos 15 trabajadores en una época en la que escasean los profesionales de hostelería. «Para este local va a ser fácil porque a la gente también le interesa trabajar aquí. Ya tenemos algunos camareros asegurados», confiesa con la ilusión del que asume un proyecto que está en el punto de mira de toda la ciudad. David solo espera que la reforma pueda empezar cuanto antes para que el 1 de junio se cumpla su propósito: reabrir el Carabela y cambiar la cara de A Ferrería.