Padres y psicoanalistas se enfrentan por la atención a los autistas en Cataluña

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Una asociación de afectados pide que se retire la terapia psicoanalista de la sanidad pública porque «hace una consideración obsoleta» de estos trastornos

13 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La Asociación para la Inclusión de las Personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) en Cataluña, Aprenem, ha iniciado la campaña #autismoconciencia, que pretende que se elimine del sistema de salud público el uso del psicoanálisis para tratar a las personas con estos síndromes. En change.org ya tienen unas 6.000 firmas apoyando su propuesta, y según la presidenta de la entidad, Lidia García, cuenta con la solidaridad de 160 organizaciones, entre otras Autismo España, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y/o Tutores de Personas con Autismo (Fespau) y la Federación Asperger España.

Frente a esta movilización, los psicoanalistas han respondido. En el llamado Manifiesto Minerva exponen: la petición de Aprenem es «una agresión al derecho del ejercicio de elección de la orientación teórico-práctica de los profesionales, y al derecho democrático de padres y madres a escoger el tratamiento más oportuno para sus hijos»; que «la evidencia científica, estandarte de su batalla», no demuestra que haya una única forma eficaz de afrontar el autismo; y que la de Aprenem es una «pendiente autoritaria».

¿Por qué critica Aprenem la terapia psicodinámica en los casos de autismo? Lidia García explica que ha sido «abandonada en todo el mundo» y «hace una consideración obsoleta del autismo, entendiéndolo como una reacción psicológica defensiva de un niño frente a factores traumáticos»; ante a esto, «no hay evidencia que sostenga el origen psicoge?nico del autismo».

Iván Ruiz, psicoanalista codirector del Foroautismo celebrado el pasado diciembre, puntualiza esto último: «Lo que nosotros decimos es que nadie sabe cuál es la causa del autismo, y nos consta de casos de un fuerte trauma [un aislamiento obligado en el hospital por una enfermedad, por ejemplo, produjo conductas aislacionistas], pero en la mayoría de los pacientes se desconoce la etiología». En cualquier caso, sea cual sea el motivo, el psicoanálisis entiende que la expresión del autismo es «una posición de estabilización del niño en el mundo, aunque fuera de la relación con el otro». Por tratarse de una posición personal «no hay dos casos iguales». Ruiz se extraña que «si Aprenem se refiere siempre a la evidencia científica» no valore que la causa de los TEA es desconocida.

La siguiente cuestión es qué tratamiento se valora como alternativo al psicoanálisis. Lidia García apunta a la terapia cognitivo-conductista, «la más recomendada por la evidencia científica y las publicaciones médicas».

Nuevamente, Minerva cuestiona este punto: «Más allá de la respuesta de la ciencia, los padres evidencian lo que les ha servido, a sus hijos y a ellos. La evidencia no es finalmente científica, es testimonial». Y Ruiz añade: «En Aprenem se da el caso de que sus hijos no son adolescentes. Hemos visto que las terapias cognitivo-conductistas consiguen cosas en la infancia. Si el niño es dócil incorpora las exigencias de los padres pero renuncia a su propia manera de comunicarse; si el niño no es dócil, en la adolescencia aparece una angustia absoluta, que puede llevar a agresiones. Con la adolescencia, que es un período absolutamente difícil de entender para ellos, se puede producir una debacle subjetiva brutal».

Otra diferencia frontal es en el papel de la madre. Según Lidia García, en su primera consulta en el centro público al que llevó a su hijo le hicieron «preguntas sobre la relación» intrafamiliar que «más parece que te examinan a ti» que al niño. Y Ruiz responde: «Ningún psicoanalista serio culpa a la madre, ni a los padres, del autismo. Algunos pediatras dicen a los padres que el niño tiene problemas porque está malcriado, pero esa no es la visión de la pediatría».

La libertad de elección paternal, en entredicho por ambos grupos

Es la única concesión de los psicoanalistas hacia la asociación: «Las familias que quieran seguir los métodos conductistas [en la sanidad pública] tienen todo nuestro apoyo, es muy interesante no imponer lo que ha funcionado a unos cuantos». Frente a esto, Aprenem es más radical: «Si una familia quiere llevar a su hijo a un psicoanalista, que lo haga», pero a título privado.

Tampoco hay acuerdo en cómo funciona ahora mismo la situación en Cataluña. Según Lidia García, «las prácticas basadas en la evidencia científica, refrendadas por numerosas investigaciones y reconocidas por la comunidad internacional como eficaces son minoritarias en el servicio público catalán en la intervención terapéutica del TEA». Para Ruiz, en absoluto: «Hay equipos mixtos y otros que siguen una u otra corriente. De hecho, nosotros denunciamos que Aprenem busca la verdad única, imponer un modelo al resto».

Los psicoanalistas van más allá: «Una petición como la de esta asociación instala la sospecha entre profesionales, políticos y familias», y se preguntan: «¿De dónde proviene la autorización de esta asociación para dictar a los políticos cómo los profesionales tienen que hacer su trabajo y a pedirles, además, su obediencia? ¿Quiénes son los profesionales y expertos que les asesoran y con qué instituciones están vinculados?». La sospecha también se da en Aprenem, ya que preguntados qué dice Salut sobre el asunto, García responde: «Que es difícil y lento de resolver porque la red está muy consolidada».