El pleno modifica el presupuesto aprobado todavía en junio y la ordenanza de terrazas

r.m. santiago / la voz

SANTIAGO

19 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En solitario y frente a duras críticas de la oposición. Así sacó ayer adelante el gobierno la modificación de la ordenanza de las terrazas y la relativa al presupuesto municipal de este año, aprobado hace apenas un mes y en vigor todavía desde finales de junio. Ambos asuntos valieron a socialistas y nacionalistas para cuestionar la forma de gestionar de los populares: falta de rigor e improvisada. La convocatoria «irregular» del pleno y las carencias informativas de los asuntos económicos en la fase previa a la sesión incluso fue todo un ejemplo de ello, coincidieron en apuntar Francisco Reyes (PSOE) y Rubén Cela (BNG), cuyos grupos no solo votaron ayer al unísono sino que lo hicieron con iguales argumentos frente a un PP que superado ya el ecuador del mandato insiste en hacer baza de la «herencia recibida». «Somos un gobierno rehén del desgobierno del bipartito», dijo María Pardo (PP), mientras Reyes apuntaba que con dos años de gestión el PP ya es «responsable».

Decretos y «chanchullos»

De esa baza echó mano María Pardo para defender que la actual ordenanza de terrazas y las modificaciones que ayer se le incorporaron venían a poner orden donde no lo había, una visión que rechazó la oposición, que habló de una ordenanza mal planteada y unas modificaciones, diez en un año y además introducidas por decreto, que así lo evidencian. Los socialistas observaron además un uso «abusivo» de ese recurso, según Mercedes Rosón, quien captó la atención del pleno al afirmar que «os decretos son o maior instrumento para o chanchullo» y que su abuso «debilita» la democracia. «Sempre crin que eran un instrumento legal», le replicó el alcalde, quien no dejó de observar que «vostedes deberon montar moitos chanchullos porque se están utilizando».

La modificación del presupuesto hizo subir el tono de un debate en el que el gobierno asumió que el cambio obedecía a su aprobación tardía. La modificación consistía en retirar 1,1 millones de la asignación del Sunp-11 que no habrá tiempo de ejecutar este año y destinarlos a otras obras urgentes. El PP vendió el cambio como una muestra de su «capacidad de reacción», aunque no le valió a la oposición cuando las cuentas son de junio. PSOE y BNG se preguntaron por qué esas obras no se incluyeron inicialmente, en vez de tratarlas «como segundo prato» si «eran tan urxentes», extremo que no cuestionan con carácter general. «Chámelle equis se quere á improvisación, pero hai un mes que se aprobaron os orzamentos», dijo Cela a Pardo.