«Un alemán se sorprendió al ver una cerveza de su pueblo»

jessica amado SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Álvaro Ballesteros

Comercializa unas cuatrocientas variedades con esencia artesana

29 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

carlos gonzález propietario de la atlántica beer shop

Cada español adulto consume al año unos 68 litros de cerveza, según la Asociación de Cerveceros de España. Carlos González es un santiagués que quiere aprovechar esta cifra para su recientemente abierto negocio, La Atlántica Beer Shop. En esta tienda de la Algalia de Arriba dedicada por completo a la cerveza artesana, se pueden encontrar casi medio millar de variedades internacionales de esta refrescante bebida.

-¿Cómo se pasa de ser un aficionado a dedicarse por completo a la cerveza?

-En realidad es una de mis aficiones esenciales desde hace años. Antes colaboraba con actividades y selección del producto con algún local. Yo me dedicaba al audiovisual de animación, en Filmax. Pero con la crisis, mis oportunidades de trabajo mermaron en este campo tan afectado por ella, así que vi despejado el camino para hacer esto, que ya tenía en mente desde un tiempo atrás. Elegí una tienda porque cubre el creciente consumo en casa.

-¿Qué variedades podemos encontrar en su tienda a día de hoy?

-Empiezo con cuatrocientas variedades diferentes, que creo que no está nada mal. La intención es la de ampliar la oferta si la gente reacciona positivamente. También quiero poner atención en las creaciones gallegas, que aunque de momento no hay muchas, tengo noticias de que próximamente se podrá comercilizar alguna más. La selección actual incluye dos vertientes, la más típica, proveniente sobre todo de Bélgica y Alemania, y otra moderna, en la que países como los escandinavos están teniendo mucha pegada.

-Supongo que con cervezas de tantos países ya habrá tenido alguna anécdota con algún extranjero.

-Pues sí. En esta época entran sobre todo turistas. Lo más curioso que me pasó de momento fue que vino un alemán que se quedó muy sorprendido al encontrarse con una cerveza de su pequeño pueblo, que no es precisamente un lugar conocido. Y además, él tampoco conocía la cerveza.