El segundo instituto de Ames recibió a 283 alumnos y a las autoridades
17 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El primer día de clase siempre resulta especial, y sobre todo si también estrenas instituto. Así se sintieron ayer 283 escolares que inauguraron curso y aulas en IES do Milladoiro, un centro que muchos ya habían conocido en la jornada de puertas abiertas de la semana pasada.
Como la experiencia era nueva para todos los estudiantes, la entrada en las aulas se organizó por turnos y cursos desde las once de la mañana. Y, en la enorme cristalera de la entrada del centro, el sistema a la vieja usanza de pegar las listas de alumnos permitió conocer al detalle los entresijos educativos del nuevo IES.
El centro abrió con la posibilidad de matrícula para todos los cursos, pero la reserva de plazas en este año de bautizo es muy desigual. Así, en primero de secundaria hay tres aulas con 28 alumnos en cada una. En el curso siguiente baja en las tres clases, dos de ellas con 19 matriculados y la tercera con 16. Sube en tercero con dos aulas de 19 matrículas y una tercera que llega a 24. Y en cuarto curso del ciclo obligatorio, la caída es mayor, con una sola clase de 27 escolares. En cuanto a bachillerato, en primero están matriculados 27 jóvenes en la modalidad de ciencias frente a los 19 de humanidades. Y para el año siguiente, la matrícula cae a diez estudiantes, que solamente cursan ciencias, por lo que no hay segundo año de humanidades.
El instituto nace con una capacidad para 612 alumnos repartidos en cuatro líneas por cada curso de secundaria y ocho aulas más para todo el ciclo de bachillerato. También se fija un cálculo de medio centenar de docentes, aunque con el alumnado actual el IES do Milladoiro solamente dispone de la mitad de profesores.
Hora y media después de la entrada escalonada de los jóvenes llegó al instituto la delegada territorial de la Xunta, Belén do Campo. Lo hizo acompañada del regidor local, Santiago Amor, y de dos concejales. Solamente el sonido chirriante del aviso del fin de una clase ponía de manifiesto que en semejante edificio había cerca de trescientos jóvenes repartidos en las aulas, dispersas por dos plantas.
Laboratorios vacíos
Mientras las aulas del centro ya tuvieron uso, los alumnos deberán esperar unos días para conocer los libros de texto que tendrán que utilizar. Lo mismo ocurre con las salas para laboratorios y talleres porque aún no están montados, una tarea que deberán coordinar los profesores, que organizarán el material según su criterio. Lo que sí está cerrado es el transporte escolar con una única línea con paradas en diez núcleos.