
La cámara que captó a la madre con su hija en el coche, la cuerda hallada junto al cuerpo y el rastro de sedante en la niña, claves en la investigación; SIGUE AQUÍ TODA LA INFORMACIÓN SOBRE EL CRIMEN
28 sep 2013 . Actualizado a las 20:22 h.El perturbador crimen de Asunta y el electrizante desarrollo de la investigación han desatado un sinfín de cábalas que hacen necesario separar el grano de la paja. Estos son los acontecimientos sobre los que no cabe ningún tipo de especulación.
La denuncia
La abogada Rosario Porto y el periodista Alfonso Basterra acuden a la comisaría de Santiago para denunciar la desaparición de su hija Asunta, de 12 años. Según la declaración de la madre, la dejó sola en su domicilio de la rúa Doutor Teixeiro a una hora indeterminada de la tarde, y cuando regresó, a las 21.30, la niña ya no estaba en casa. La denuncia incluye el relato de un extraño incidente ocurrido el pasado mes de julio cuando un hombre desconocido habría entrado en el domicilio que compartían madre e hija y habría intentado ahogar a la pequeña.
Un cuerpo y una cuerda
Una pareja alerta de la aparición de un cuerpo sin vida en una pista del concello de Teo, concretamente en el lugar de Feros. Es el cadáver de Asunta. La niña está vestida con un chándal de andar por casa. Un vecino declara haber pasado por ese mismo lugar 45 minutos antes de que fuera descubierto el cuerpo sin haber visto nada que le llamara la atención. Los investigadores que se desplazan hasta el lugar del crimen hallan un objeto que será determinante a partir de ese momento: un trozo de cuerda anaranjada.
A pocos kilómetros del lugar, la familia tiene una casa, que es uno de los primeros puntos que registra la Guardia Civil y donde encuentran una bobina de cuerda, aparentemente idéntica a la hallada junto al cuerpo de Asunta. A las siete de la mañana el juez autoriza el levantamiento del cadáver y su entrega a la familia.
Una cámara de seguridad
Los investigadores comienzan a revisar las grabaciones de cámaras de seguridad en diversos puntos de Santiago, partiendo del domicilio de Rosario y Asunta, en la calle Doutor Teixeiro, de Santiago, buscando una explicación a la misteriosa desaparición de Asunta. En una de ellas, la policía identifica a madre e hija dentro de un vehículo a una hora anterior a las 21.30, el momento en que, según la declaración efectuada a la policía, Rosario habría vuelto a casa sorprendiéndose de la ausencia de su hija.
Los resultados de la autopsia confirman que Asunta murió asfixiada y que no opuso resistencia, pese a que también fue atada. La investigación espera los resultados de las pruebas toxicológicas para confirmar que la niña fue previamente drogada.
Rosario, al calabozo
Por la mañana tiene lugar en el tanatorio de Boisaca, en medio de una ceremonia íntima, la incineración de Asunta. Al finalizar el acto, Rosario es detenida y trasladada al calabozo, confirmando las primeras sospechas que apuntaban al entorno más íntimo de la menor como responsable de su desaparición. A las ocho y media de la tarde se celebra un funeral en la iglesia de San Fernando al que acude Alfonso Basterra en medio de un ambiente de rabia y consternación.
La detención de Alfonso
Los análisis toxicológicos confirman que Asunta fue sedada antes de ser atada y asfixiada por sofocación. La sustancia utilizada procede de un fármaco común usado con frecuencia por Rosario Porto, aquejada de episodios de ansiedad y estrés. La Policía Judicial efectúa un intenso registro en la casa de Teo que culmina a las siete de la tarde con la detención de Alfonso Basterra, acusado de idénticos cargos que su expareja, Rosario Porto: homicidio. Ambos son desplazados hasta las instalaciones de la Guardia Civil en A Coruña, donde pasan la noche.
Los registros y el testamento
La Guardia Civil efectúa intensos registros en los domicilios de Rosario Porto y Alfonso Basterra, que son increpados por la gente al grito de «Asesinos, asesinos». El primero comienza a las 10.45 y se prolonga hasta las dos de la tarde. Los investigadores salen frecuentemente con cajas llenas de documentos. Uno de ellos es el testamento dictado por el padre de Rosario, el abogado Francisco Porto, redactado en 1975 y en el que declara a su hija heredera universal de sus bienes. Entre ellos, dos inmuebles en Santiago, una vivienda en Vilanova de Arousa y la casa de Teo. Los investigadores estudian si el testamento fue modificado en algún momento, si el abogado cedió en vida propiedades a su nieta y cuáles.
El segundo registro, en el domicilio de Alfonso Basterra, dura solo 40 minutos y la documentación incautada es sustancialmente menor.
La misma versión
Desde primera hora de la mañana, Rosario Porto y Alfonso Basterra declaran ante el juez Taín. Ambos siguen negando su intervención en la desaparición y asesinato de Asunta, aunque admiten que Rosario sí estuvo aquella tarde con su hija en la casa de Teo. A las cuatro de la tarde, el juez los envía a prisión acusados de homicidio. Pocos minutos después, los dos abogados que los defendían renuncian a hacerlo. Rosario y Alfonso duermen en Teixeiro.