La mayoría perecieron por causas naturales y quince por atropellos
30 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.«Marie Catherine Kimpton, peregrina canadiense, murió el 2 de junio del 2002 en Villatuerta (Navarra) atropellada por un coche. Peregrinaba con su esposo, que resultó herido»; «Andrés García Pelayo, peregrino ciclista de Algeciras (Cádiz), de 41 años, murió el 5 de septiembre del 2007 tras un desfallecimiento mientras ascendía al Cebreiro»; «Jouko Juhani, peregrino finlandés, murió el 9 de mayo del 2001 en el albergue de peregrinos de León mientras dormía». Y así hasta poco más de un centenar de reseñas ha recopilado la Federación Española de Amigos del Camino de Santiago en un trabajado e inconcluso proyecto que denominan Peregrinos hacia la eternidad, con el que pretenden rendir homenaje a los que perdieron la vida recorriendo cualquiera de las rutas hacia Santiago. Inconcluso porque, como ellos mismos admiten, «estamos seguros de que en esta lista faltan nombres», por lo que piden colaboración para ampliar y corregir aquellos errores o datos incompletos que permitan aumentar su fiabilidad.
De hecho, en algunos casos solo ha sido posible indicar que se trataba de un «peregrino brasileño», indicando la edad y algún dato más como el lugar del fallecimiento y los motivos, bien porque se desconocen los detalles o porque la familia ha preferido mantener la intimidad del caminante. Para entrar en la relación no hace falta morir con las botas puestas. Se incluye también a aquellos que estaban dirigiéndose al punto de salida o los que ya regresaban a sus casas tras abrazar al Apóstol.
Además de la prensa diaria con presencia en localidades por los que pasan los distintos Caminos, la federación ha recurrido a otras publicaciones periódicas como el Boletín Oficial del Arzobispado de Santiago o la revista Compostela, que edita la Archicofradía Universal del Apóstol.
De los poco más de cien peregrinos que recoge la relación desde 1993, quince murieron de forma violenta, siempre atropellados, ya fueran a pie o en bicicleta. El resto, de forma natural, casi siempre afectados por ataques al corazón o desfallecimientos. Unos cuantos aparecieron sin vida en la cama de algún albergue y también hay varios casos de personas que o bien hacían el Camino enfermas o tuvieron que retirarse por algún mal detectado, para fallecer posteriormente en su lugar de origen.
No hay crímenes
No han quedado registrados crímenes, pero sí muertes en extrañas circunstancias, como la de al menos dos personas que en diferentes años perecieron ahogados al terminar su periplo en Fisterra.