Al río Sarela solo le falta disponer de una red de saneamiento acorde con el crecimiento urbanístico de la zona para convertirse en un lugar idílico para el relax en Santiago. El actual saneamiento está dentro del cauce del río y recoge tanto las fecales como las pluviales, por lo que cuando se produce un incremento de las precipitaciones el agua sale sin control por las tapas de los registros y caen directamente al río. Esta estampa es frecuente en invierno, pero también es visible en verano con el cauce más bajo. Tal circunstancia hace que los vecinos de las urbanizaciones cercanas y de las casas más próximas al río suspiren por la ejecución del saneamiento del río tantas veces prometido.
Pero, al margen del problema del saneamiento, lo cierto es que las aguas a simple vista parecen claras y cristalinas. Posiblemente esta visión sea consecuencia del excelente aspecto que presenta el paseo fluvial, que comenzó a construirse ya con los gobiernos bipartitos y que se completó en los primeros meses del actual equipo gestor municipal.
Desde San Lourenzo hasta Ponte Romaño es posible pasear junto al río y, salvo algunos problemas provocados por las últimas lluvias, la ruta no reviste ninguna dificultad. Entre Casal de Hortas y Pontepedriña de Arriba hay un pequeño tramo en el que las aguas procedentes de la montaña obligan a los ciclistas a bajarse de sus bicicletas y seguir unos pocos pasos a pie sobre un terreno encharcado. Otra pequeña mancha en el Sarela también está vinculada con los restos de bolsas de plástico y papeles, que nadan estos días sobre las aguas de los tres ríos de la ciudad debido a las fuertes lluvias de días pasados.