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En A Pulleira los querellados lograron al fin la devolución del dinero invertido

x.r. santiago / la voz

SANTIAGO

En A Muíña solo se ejecutó la estructura del edificio.
En A Muíña solo se ejecutó la estructura del edificio. xoán a. soler< / span>

15 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En el SUD-4 de A Pulleira se formaron algunas cooperativas con los mismos operadores y métodos. Y una forma de hacer muy cuestionable. Una de estas entidades acabó en el juzgado hace dos años porque los socios se olieron algo sospechoso en su trayectoria. Y llegaron a tiempo de abortar el proyecto, aunque ya habían depositado cerca de 40.000 euros de media. Hace unos meses los cooperativistas lograron recuperar el dinero aportado.

De acuerdo a la metodología empleada, una empresa, Manusán, adquirió unos terrenos pendientes de desarrollar. El siguiente paso ha sido constituir una cooperativa que asegurara que la adjudicataria fuese Manusán y la gestora Xestunor, que incorporaron como arquitecto a Carlos Pérez y como asesor jurídico a Carlos Abal.

Tres hombres de paja se encargaron de constituir la cooperativa sin intención de formar parte de ella y de tomar las decisiones estructurales de la misma, de forma que los futuros socios se encontraran todo hecho y sin maniobrabilidad. Todo quedó designado. Este es, con pequeñas variaciones, el esquema que se ha dado en otros casos de cooperativas, con algunas variaciones en el camino seguido hasta la toma de las decisiones estructurales.

Atado

En la parcela polémica se decidió que cada socio nuevo aportase el 33 % del coste de las viviendas, 39.000 euros. Pero los socios ficticios no pusieron ese dinero. Una vez todo atado y bien atado, los auténticos cooperativistas se incorporaron al consejo rector. Lo normal es legitimar los acuerdos adoptados y dejar que todo siga adelante. Pero los socios entrantes vieron que aquello olía a chamusquina, porque los socios de «paja» no habían puesto nada y dimitieron una vez armado el proceso.

Pero, además, Manusán obtuvo una sustanciosa rentabilidad en la reventa de los terrenos. Compró a 123,2 euros el metro cuadrado y lo vendió a 169. Pero, lo más grave, es que entre la compra y la venta de los terrenos emerge la reforma de la Lei do Solo, que a efectos expropiatorios convierte en rústica la parcela del SUD-4. Es decir, el precio por metro cuadrado pasa a valer entre seis y doce euros. Una impresionante plusvalía.

Querellas contra los socios

Los cooperativistas detuvieron a tiempo el proceso, sin avalar los acuerdos del consejo rector, y se querellaron contra los socios ficticios, Manusán y Xestunor. Hace meses se alcanzó un acuerdo que supuso la devolución a los cooperativistas de los 357.000 euros aportados y a cambio renunciaron a seguir con la querella por delito societario. Tras estudiar el el caso, el juzgado número 1 dictó un auto de sobreseimiento, según confirman fuentes judiciales, quienes aclaran que la posible estafa se descartó a raíz de un informe pericial. Pero no todos los cooperativistas tuvieron tanta fortuna, porque dos de ellos fueron convencidos para que se cambiaran a la promoción de A Muíña, que no tiene fácil salida. Y, por otra parte, hubo otras cooperativas que no pudieron parar a tiempo sus procesos.