Una productora salmantina ultima una producción sobre la parte más mística y legendaria de la vía jacobea, protagonizada por diversos hospitaleros
26 mar 2014 . Actualizado a las 21:55 h.Muchos hospitaleros que regentan albergues y refugios a lo largo del Camino de Santiago -sobre todo, en su ruta francesa- aseguran moverse por una vocación de servicio a los peregrinos o por una vinculación metafísica a la ruta jacobea. Se trata de personas que, con el paso del tiempo, se han convertido en nombres propios del recorrido, cuya fama salta de mochila a mochila. Tomás, el templario que regenta un refugio de ambientación y dotación casi medieval en Manjarín (antes de la bajada a Ponferrada); o Antonio Bello, conocido como el Alquimista de Samos, dueño de una curiosa casa donde expone sus obras y creaciones y que se ha convertido en uno de los lugares preferidos para aquellos peregrinos que buscan meditar y encontrar su rumbo, son tan solo dos ejemplos.
A partir de estas vivencias y experiencias místicas del Camino, la productora independiente Jabuba Films, con sede en Salamanca y que cuenta entre su equipo con savia gallega, ultima un nuevo documental sobre la ruta jacobea, centrado en el testimonio de esos guardianes de la ruta, personas que velan por el que consideran «verdadero» sentido de la peregrinación y que recelan de la masificación actual del Camino y de su vertiente más turística.
Uno de los miembros de la productora, Alberto Peláez, aclara que todo surgió a partir de su amistad con el francés Theo Peruchón, vecino de la ciudad de Poitiers, una de las principales localidades por donde pasa la vía milenaria en su tramo francés. Su deseo de grabar algo sobre el Camino llevó a Alberto a embarcarse en este motivador proyecto, que se presentará en junio y del que ya se ha colgado en la Red un avance.
La grabación se inicia en Astorga, una de las principales capitales de las rutas -en ella confluyen el Camino Francés y la Vía de la Plata procedente de Andalucía-, y, tras la propia parada en Santiago, avanza hacia Fisterra. Algunos de los lugares de grabación son Ponferrada, O Cebreiro o ese simbólico paraje de San Martiño de Ozón (Muxía), donde se ubica un antiguo monasterio benedictino del siglo XII, rehabilitado gracias al empuje de una cooperativa (Aurora del Camino), y donde los peregrinos pueden dormir dentro de un hórreo.
Alberto Peláez aclara que para ellos la semana de rodaje fue complicada pero «llena de vivencias muy interesantes, un auténtico descubrimiento». En todo momento su Leitmotiv fue dar a conocer ese Camino de Santiago diferente, que se aleja de una ruta de senderismo al uso, así como dar a conocer a aquellas personas que velan porque la ruta siga su buen camino.