El alcalde de Santiago, Agustín Hernández, cumplió por vez primera con el voto de la ciudad a San Roque, y lo hizo acompañado de buena parte de su equipo. Con él estuvieron María Jesús Sainz, Marta González, María José Corral, María Antón, José Rosende y Manuel Martínez Varela. También asistieron los socialistas Paco Reyes y Bernardino Rama.
En este primer voto, Hernández quiso pedir al santo «polos veciños e polas súas necesidades», pero también invitó a reflexionar acerca de las «situacións de guerra en moitos países» y «polas enfermidades, como o Ébola, que afecta ao continente africano; pola inmigración e emigración e, en definitiva, pedir por aquelas persoas espalladas polo mundo que dedícanse a evitar o sufrimento de moita xente». Hernández le dio «grazas ao santo porque aínda que teñamos problemas en Santiago, Galicia e España, estamos mellor que noutras partes», aunque reconoció que los ciudadanos no perciben plenamente aún los buenos datos macroeconómicos.
El voto a San Roque es una tradición que se conserva en Compostela desde el año 1570, cuando la ciudad se encomendó al santo para que la defendiera de la peste. Las celebraciones más ceremoniosas de antaño se han quedado en un acto más modesto que se reduce a la asistencia a la misa en la capilla y la entrega de un donativo económico a la parroquia de San Miguel.