Los que habitan las casas que rodean el paseo fluvial sienten el río tan propio como el salón o la cocina. Hasta tal punto que a veces se encargan de acondicionarlo, aunque sea forzados por las circunstancias. Los temporales de este invierno hicieron caer más de una rama por la ruta del Sarela que terminaron retirando los vecinos tras no surtir efecto las llamadas al Concello.
«Cando non podemos quitar nós as árbores facemos camiños alternativos», explica José Antonio Sánchez, y pone como ejemplo el ameneiro que se tronzó en el sendero que va de ponte do Lermo a ponte do Asén, por el que ya se hizo otra ruta alternativa al lado de una huerta. «Agora caeu un salgueiro na ponte romana de Santa Isabel. Como non veñan e se encha o caudal vai parar alí toda a ramallada», prevé Asunción Cortés. Los vecinos de Casal da Horta no se ponen escrupulosos a la hora de remangarse para limpiar los contenedores, labor que también pertenece al Ayuntamiento. «Tiran a pel das ovellas ao lixo e coa calor fede. Como ninguén vén limpar rematas facéndoo ti», se queja Pancho Díaz. No es de extrañar que los lavaderos de tras Santa Isabel fueran puestos por iniciativa vecinal.