Muere Andrea cuatro días después de retirársele la alimentación

SANTIAGO

Atlas TV

«Se ha ido en paz y con tranquilidad», dicen los padres de la pequeña, que sufría una enfermedad degenerativa incurable, y que lograron que se le concediera la muerte digna a su hija. La pequeña falleció este mediodía

09 oct 2015 . Actualizado a las 18:21 h.

«Se ha ido en paz y con tranqulidad», dicen sus padres los padres de Andrea Lago Ordóñez, la niña de 12 años que sufría una enfermedad neurodegenerativa rara e irreversible, y que ha fallecido esta mañana en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago donde permanecía ingresada, cuatro días después de que los pediatras del centro accediesen, como pedían sus padres, a retirarle la alimentación artificial que recibía a través de una sonda en el estómago y a comenzar su sedación. La muerte se produjo en torno a las 12.00 horas. En ese momento, y según confirma el abogado de la familia, los padres estaban junto a su hija. Ambos afrontaron el desenlace con mucha entereza. 

«Para nosotros, la Andrea que conocimos comenzó a írsenos el día que la ingresaron, el 9 de junio», recogen los padres de la niña en un comunicado difundido este mediodía por el abogado de la familia. «Su recuerdo vivirá poara siempre en nuestros corazones». Su cadáver permanecerá en el centro hospitalario hasta mañana sábado, cuando se trasladará hasta la localidad de Noia, en donde será enterrado en en la más estricta intimidad. 

La madre de Andrea publicó esta imagen en su Facebook tras la muerte de la menor
La madre de Andrea publicó esta imagen en su Facebook tras la muerte de la menor

Desde que el lunes se retiró la alimentación artificial, la muerte de la niña era solo cuestión de tiempo. En los cuatro días en los que permaneció sedada y solo recibió una leve hidratación para asimilar los fármacos de la sedación, se produjo una regresión en su estado. El abogado confirmó en las últimas horas que Andrea permaneció durante todo este proceso tranquila

Su caso trascendió a los medios al dar a conocer sus padres ante la opinión pública su petición de una muerte digna para su hija, sin agonía y sin dolor. Andrea sufre desde que nació una enfermedad neurodegenerativa irreversible. Durante doce años fue una niña feliz, pero en junio sufrió una hemorragia gastrointestinal que agravó mucho su estado de salud. Con el ingreso le descubrieron más problemas de salud, le dieron corticoides -«tratamientos agresivos»-, hasta que sus padres dijeron basta y reclamaron que no se alargase el sufrimiento de su hija. El servicio de pediatría del CHUS, dirigido por José María Martinón, solicitó un informe al comité de ética asistencial, y este dio vía libre para retirar la alimentación artificial y sedar a la pequeña. No obstante, el informe no era vinculante y los médicos decidieron no retirarla, pese a que en el servicio no hubo unanimidad. Ante ello, los padres decidieron acudir a los tribunales para poder sedarla.

El servicio de pediatría del CHUS solicitó entonces al juzgado que refrendase el plan terapéutico de la niña, o dijese si había que realizar alguna modificación, una medida que, finalmente, no fue necesaria. El pasado lunes se produjo un cambio de criterio en los pediatras, que, ante el «empeoramiento del estado de la pequeña», decidieron autorizar la sedación.

El martes su madre, Estela Ordóñez, publicó en Facebook una carta de agradecimiento tras conocer la decisión de los pediatras de sedar a la niña. «Comezouse a cumprir a vontade da miña filla, non seguir sufrindo... E con elo, comezar esta última viaxe», explicaba la progenitora. La madre de Andrea quiso agradecer a todo el mundo la comprensión y el cariño mostrados al mismo tiempo que lanzaba una reflexión: «É certo que é triste ter que chegar a esta situación. Verme na tesitura de loitar ata na despedida dela; despois de tantos anos intentando facer o mellor posible para que a súa vida fose o máis feliz posible». 

Procedimiento judicial abierto

El abogado de la familia, Sergio Campos, aclaró en la última semana que de momento los progenitores no analizaron la posibilidad de pedir responsabilidades al hospital. Lo que sí aclaró es que el juez Roberto Soto mantiene el procedimiento abierto, pese a que no fue necesario adoptar ninguna resolución al decidir el hospital de Santiago retirar la alimentación artificial. De hecho ayer aún recibió una notificación del juzgado en el que se le remitían los informes médicos actualizados de la niña.

El caso de Andrea -que no es eutanasia, ilegal en España, sino que simplemente supone rechazar un tratamiento, en este caso alimentación artificial, que alarga la vida sin aportar ninguna mejoría- reabrió el debate en España sobre el derecho a decidir en qué momento abandonar el tratamiento médico y poner fin a la vida.