«Al cómic le tengo mucho cariño, pero hoy en día no se puede vivir de él»
SANTIAGO

El dibujante cree que en Santiago ha menguado el interés por el arte desde los 90
28 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Los cómics de terror gozan de una inmensa popularidad en Estados Unidos desde la década de los 70. Una de las publicaciones que continúa en activo es Tomb of Terror, de Jason Crawley. Cinco de sus historias acaban de ser traducidas al gallego tras la compra de sus derechos por parte de Juan Carlos Abraldes (Barcelona, 1971), que lleva desde el 2012 colaborando con la revista americana.
-¿Cómo surgió la posibilidad de ilustrar este cómic?
-Fue en el 2012. Me encontraba trabajando en una empresa de cine y videojuegos y decidí ponerme en contacto con el editor de Tomb of Terror, Jason Crawley. Se trata de unas revistas que aquí no se publicaban. Yo estaba muy interesado en el cómic de terror y le envié unas ilustraciones que le gustaron. Desde entonces colaboro realizando una docena de páginas cada dos meses.
-¿Le atrae el estilo de esas historias de terror?
-Sí que es un estilo distinto, muy utilizado en publicaciones de los 80. En esos cómics trabajaban muchos artistas españoles. Yo, en Barcelona, tuve la suerte de vivir muy cerca de esta cultura, conocía dibujantes y me gustaba mucho.
-¿Era difícil encontrar esas publicaciones en aquella época?
-En absoluto. Por lo menos en Barcelona no había problema; las librerías y quioscos estaban repletos de ejemplares de Creepy o Vampirella [conocidas revistas americanas de terror de la década de los setenta]. De hecho, yo fui un lector precoz, pues mis amigos todavía leían Mortadelo y Filemón cuando yo empecé con los cómic de miedo.
-¿Cuándo supo que quería dedicarse a esto?
-Con cinco años ya sabía que quería dedicarme al arte. De aquella no había videojuegos y los libros y los tebeos eran mi gran entretenimiento. Además, en el edificio donde vivía había un pintor al que enseñaba mis dibujos y me animó a seguir trabajando.
-Mencionaba antes que ha trabajado en una productora de cine.
-He hecho un poco de todo, la verdad. Tengo el título de escultor y he trabajado en cosas que no tienen relación con el arte. Han sido sobretodo productoras pequeñas donde he estado, haciendo desde bocetos a modelado. Cuando comencé como freelance y colaboraba con empresas de fuera sí que tuve que especializarme, sobretodo en diseño de personajes.
-¿Siente una debilidad especial por el cómic?
-Al cómic le tengo mucho cariño, pero hoy en día a nivel económico no se puede vivir de él. También me gusta mucho la pintura clásica y autores como Velázquez o Goya; o los nuevos artistas americanos, más realistas.
-¿Hay algún lugar de Santiago que le inspire?
-El casco histórico. Cuando tengo falta de inspiración y me bloqueo, salgo a dar un paseo y como nuevo. Me gusta sobretodo de día, con esa iluminación tan propia de Santiago por las mañanas, el olor a café recién hecho en los bares y las calles recién fregadas.
-¿Es Santiago una ciudad que valore el arte?
-Tuvo su época. De aquí han salido muy buenos profesionales, de talla mundial algunos. Pero desde los 90 ha menguado el interés por el arte en la ciudad. Antes a la inauguración de cualquier exposición iba gente de todos los ámbitos; ahora no acude casi nadie.