Manolo de Xaniño la vuelve a liar: «Tomei uns chismes e caín, pero nin sei onde»

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

ORDES

Álvaro Ballesteros

Pese a golpearse el cráneo y abrirse una ceja en un nuevo incidente en la Festa do Champiñón de Ordes no quiso ni que le diesen puntos. «Curo de marabilla», afirma

27 abr 2016 . Actualizado a las 09:24 h.

Manolo de Xaniño es quizás el vecino más conocido de Ordes. Su peripecia en forma de rescate por parte de la Policía Local tras caer en un lavadero después de una noche de juerga en una barra americana se hizo viral en la Red. Aquella vez justificó su contratiempo porque en el club le dieron «veleno puro». Es decir, que el garrafón le provocó una borrachera tan grande que acabó durmiendo en tan extraño e inapropiado lugar.

El pasado fin de semana su aventura fue otra. Acudió a la Festa do Champiñón de Ordes y bebió tanto que acabó cayendo al suelo con la cabeza por delante. El resultado fue una contusión en el cráneo y una ceja abierta. Esta vez no culpa al garrafón. «Tomei uns chismes», admite. No sabe cuántos, pero sí que fueron muchos. «Ben deles metín. Eu cando empezo a beber son como un camión», relata.

Tampoco recuerda bien qué le pasó. «Non sei onde caín. Leváronme para Santiago [al hospital] e a ambulancia despois non me trouxo [de vuelta a casa] e vin nun taxi», explica. E insiste en que no recuerda más detalles del incidente cuando se le vuelve a preguntar: «Non sei onde caín, eu caer caín».

A sus 70 años de edad, Manolo de Xaniño vive solo en una casa algo destartalada situada en la aldea ordense de Vilaverde. Está agradecido a sus vecinos, que se preocupan por él y le ayudan cuando se pasa con las copas. «Todos menos un», puntualiza para después relatar una larga historia de enfrentamiento con denuncias judiciales y hasta alguna agresión de por medio. Del golpe se siente ya plenamente recuperado y resta importancia al incidente pese a que acabó en el hospital. No quiso ni que le dieran puntos. «Aínda lle quitei a carapola -la postilla-», afirma orgulloso al tiempo que muestra la herida y ríe cuando se le regaña por abrírsela para demostrar que no es para tanto. «Non pasa nada, eu curo de marabilla», insiste jactancioso.