La movida nocturna de Santiago ya no solo molesta los «juernes»

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Policías locales de Santiago controlando la salida de la discoteca Ruta, en la calle Curros Enríquez
Policías locales de Santiago controlando la salida de la discoteca Ruta, en la calle Curros Enríquez Sandra Alonso

Tras el parón por la pandemia, los problemas asociados a la noche se extienden a casi toda la semana

08 oct 2021 . Actualizado a las 23:59 h.

Antes de que la pandemia del coronavirus llegara a nuestras vidas para cambiarlo todo, la Policía Local de Santiago sabía que tenía que fajarse a fondo las noches de los jueves, bautizadas popularmente por los universitarios como juernes, y las de los viernes y sábados, pero que el resto de la semana podía respirar más tranquila. Ya no. Desde que los buenos datos de contagios han permitido la reapertura del ocio nocturno y los jóvenes se han echado a las calles para recuperar el año y medio perdido, son muy pocos los días en los que la movida da tregua. Tal es la situación, que incluso ha sido necesario reforzar el dispositivo de control con agentes de la Policía Nacional y de la Autonómica porque los municipales no dan abasto y raro es el día —solo los domingos y los lunes— en los que no hay que intervenir para disolver a los numerosos grupos que se quedan concentrados en la vía pública cuando cierran las discotecas y los locales abiertos.

El fenómeno juernes se debe a que muchos de los jóvenes que estudian en Santiago regresan a sus lugares de origen al acabar las clases los viernes y para pasar el fin de semana. Por ello, el jueves es el día que tradicionalmente escogen los grupos de universitarios para salir de copas en la ciudad. La pandemia ha cambiado los comportamientos de todos los ciudadanos y también de los estudiantes, que en las últimas semanas están saliendo casi todos los días.

Prueba de ello es lo sucedido en los últimos días. El domingo fue el único día en el que la Policía Local no tuvo que intervenir, ya que en la noche del lunes, aunque tranquila, los agentes tuvieron que acudir a las cuatro de la mañana a la calle Curros Enríquez para disolver a un grupo de sesenta personas que se habían quedado agrupados en la vía pública tras salir de la discoteca Ruta, que ya había cerrado.

Este es uno de los puntos calientes de la movida compostelana y también se produjeron incidentes en la madrugada del martes al miércoles. Nuevamente, cuando cerró la discoteca Ruta, muchos de los jóvenes que estaban dentro no abandonaron el lugar, sino que se quedaron en la calle, con los problemas que eso supone porque ocasionan molestias por ruidos a los vecinos. Finalmente, la Policía Local tuvo que intervenir disolviendo a unas 300 personas y en la aglomeración se produjeron tres peleas.

En la zona cero de la movida en esta nueva normalidad en la que está ya instalada Santiago hay otra zona que está dando muchos quebraderos de cabeza a los vecinos: la calle Alfredo Brañas, en la que ocurre un fenómeno idéntico al de Curros Enríquez porque en este punto existe otra discoteca, La Facultad, que también es de las que se ha animado a abrir sus puertas tras el parón por el covid.

Es cierto que en esta calle nunca ha llegado a haber altercados tan graves como los de Curros Enríquez, donde en la madrugada del jueves 23 al viernes 24 de septiembre tuvo que cargar la Policía Nacional y lanzar salvas cuando 2.000 jóvenes se negaron a disolverse y algunos de ellos lanzaron vasos y botellas a los agentes, pero las molestias por ruidos y peleas son constantes y los vecinos están hartos.

Son varios los factores que están influyendo en este fenómeno por el que los problemas de la movida nocturna se extienden ahora a casi toda la semana. Uno es que aún no ha llegado el mal tiempo y la lluvia, que siempre desincentivan a la hora de salir de copas. Otro, y muy importante, es que aunque el curso ya ha empezado los universitarios no comienzan a verse exigidos y a tener exámenes hasta después del puente de la Hispanidad, por lo que tienen más tiempo y disposición para el ocio.

Es evidente que también está influyendo el hecho de que aún hay pocos locales de ocio nocturno abiertos y, por lo tanto, la movida se concentra en mayor modo en las discotecas en las que, como La Facultad o Ruta —que cumplen completamente con la legalidad—, ya están operativas.

La solución es difícil «porque los jóvenes van a estar en la calle y no podemos pretender que todo sea como cuando había toque de queda», avisa un agente. Desde el Concello, la Policía Local y la Nacional seguirán tratando de atajar el problema con más efectivos en las calles y multando conductas nocivas como el exceso de ruidos —también las fiestas en pisos—, beber en la calle u orinar en la vía pública.