La Iglesia católica maneja en Galicia un presupuesto anual de 65 millones de euros

Olimpio Pelayo Arca Camba
O. P. Arca SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Paco Rodríguez

Las actividades pastorales y asistenciales suman 18,5 millones, 16,6 la conservación de edificios y gastos de funcionamiento y 12,7 las retribuciones del clero

02 may 2024 . Actualizado a las 14:43 h.

 Santiago acogió la presentación de la memoria económica y de actividades de la Iglesia católica en Galicia en el año 2022. Las cinco diócesis gallegas se unieron por primera vez para ofrecer una información que supone «un exercicio de responsabilidade e de necesaria transparencia por dar conta dos recursos que emprega a Igrexa para o seu quefacer», como señalan los obispos en su carta conjunta ante una presentación que reunió a 200 personas en la capital gallega.

Entre los datos económicos que recoge la memoria, figuran las cuentas del ejercicio 2022, con unos ingresos que alcanzaron los 65,4 millones de euros. La mayor partida, con 24,5 millones, corresponden a aportaciones directas de los fieles; la asignación tributaria, a través del Fondo Común Interdiocesano (fundamentalmente con fondos de la casilla destinada a la Iglesia en el IRPF), se acerca a los 19,4 millones; los ingresos por patrimonio y otras actividades fueron de 6,8 millones, y 10,3 por otros ingresos corrientes; la suma de 4,4 millones de ingresos extraordinarios da el total de 65.422.677 euros de ingresos en el 2022 de la Iglesia católica en Galicia. El porcentaje de declaraciones de la Renta con asignación a la Iglesia católica fue del 23,89 % en la provincia de A Coruña; el 22,66 % en la de Lugo; y 30,94 % en Ourense, mientras en el área de Pontevedra fue del 20,48 % y del 24,87 % en la de Vigo. Cifras todas ellas por debajo del 31,29 % de media estatal, y muy alejadas del 44,18 % de Castilla La Mancha.

En cuanto a los gastos, por idéntico importe, las actividades pastorales y asistenciales supusieron 18,5 millones; la conservación de edificios y gastos de funcionamiento alcanzó los 16,6 millones; la retribución del clero sumó 12,7 millones, 7 millones para salarios de otro personal y cerca de 1,9 aportaciones a centros de formación. Fueron 4,67 millones para gastos extraordinarios y 3,9 para capacidad de financiación.

Además de cifras económicas, las diócesis gallegas hicieron balance de sus actividades en el 2022. En el capítulo celebrativo, se realizaron 8.756 bautizos, 4.980 confirmaciones, 10.055 primeras comuniones y 1.429 matrimonios. Una labor detrás de la que están 1.200 sacerdotes, 3.486 catequistas, 1.484 religiosas y religiosos, en una comunidad con 3.644 parroquias, 335 monjas y monjes de clausura y 35 monasterios.

La actividad educativa suma 180 centros católicos concertados, con 50.856 alumnos, 1.175 trabajadores en los centros y 3.289 docentes en los centros. En cuanto a la actividad asistencial, destaca la memoria la disponibilidad de 439 centros para mitigar la pobreza, donde se atendieron a 83.760 personas; 88 casas para ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad, con 6.601 usuarios; 27 centros de menores y jóvenes y otros centros para la tutela de la infancia, con 11.488 personas atendidas; fueron 1.486 en seis centros de rehabilitación para drogodependientes; 18.229 usuarios en nueve centros para la defensa de la vida y la familia; 2.640 en siete centros para promoción de la mujer y víctimas de violencia; 7.807 personas atendidas en 17 centros para promover el trabajo; y 9.134 en el único centro de asistencia a emigrantes y refugiados.

Los 4.645 voluntarios de Cáritas atendieron a 71.808 personas, y los 225 de Manos Unidas hicieron lo propio con otras 6.625, mientras los 27 proyectos de cooperación al desarrollo en el mundo benefician a 2.983. En el 2022 un total de 602 centros en la Iglesia gallega, con 144.921 personas atendidas.

En la presentación de la memoria en Santiago, numerosas personas pusieron un rostro humano a las cifras. Historias de vida como las de Celia Sánchez, catequista desde hace 29 años en Meirás; sacerdotes como Pablo César González, cura en Ribadavia; o de una familia llegada de Uruguay en plena pandemia y que pudo salir adelante gracias a la ayuda que encontró en Cáritas Compostela, para formarse y lograr un contrato de trabajo que le permite tener ya residencia y una situación estable.

El arzobispo de Santiago, Francisco José Prieto, destacaba en el cierre del acto que «a Igrexa non buscamos cifras, non buscamos datos, non queremos recoñecementos. Queremos seguir sendo unha presencia significativa, que non quere dicir relevante», para «seguir sendo esa Igrexa que quere ser un pobo que camiña no medio dos pobos».