El gen Pten, que también favorece la supresión de tumores, apoya la hipótesis de que los tres procesos son manifestaciones de un mismo fenómeno
07 mar 2012 . Actualizado a las 10:41 h.Se llama Pten y es algo así como un supergén. Desde hace años se conoce que su actividad favorece la supresión de tumores, pero también se ha demostrado que puede ser útil para incrementar la longevidad y perder peso. Al menos así lo ha demostrado en ratones un grupo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en un trabajo que publica la revista científica Cell Metabolism. En el experimento se ha probado que no solo protege a los ratones contra los tumores, sino que, además, los que tienen una dosis doble viven un 12 % más y son un 28 % más delgados, a pesar de que comían más. Pero lo más importante aún es que los científicos han sintetizado un compuesto que, en laboratorio, ejerce el mismo efecto beneficioso, lo que abre nuevas vías terapéuticas para el abordaje de la obesidad y el envejecimiento.
El hallazgo apoya una hipótesis que cobra cada vez más fuerza entre los investigadores: que el cáncer, el envejecimiento y la obesidad son manifestaciones distintas de un mismo fenómeno. Los investigadores crearon ratones transgénicos que tenían el doble de proteína Pten de lo habitual. Como se esperaba, estos animales se mostraron mucho más resistentes al cáncer que sus compañeros, pero también vivieron un 12 % más que la media. «Pten tiene un impacto directo sobre la duración de la vida», explica Manuel Serrano, uno de los autores del estudio. Pero la sorpresa aún fue mayor al comprobar que eran más delgados y más sensibles a la hormona insulina, por lo que su riesgo de desarrollar diabetes era menor y su hígado toleraba mejor de lo habitual una dieta rica en grasas.
Serrano y su grupo hallaron la explicación a este fenómeno en la grasa parda, la que consume energía para aumentar la temperatura corporal y que, por tanto, adelgaza. Pten inhibe la actividad de una proteína, la Pi3K, que pone en marcha una compleja cascada bioquímica. Para averiguar si esta era la vía que usaba el gen para actuar sobre la grasa parda, los investigadores emplearon una molécula sintética producida en el CNIO, que también logró activarla. Serrano ya se imagina en el futuro una «pastilla que refuerce los supresores tumorales o una que nos haga quemar nutrientes en exceso».