Alta costura: mujeres seductoras con Gaultier, evanescentes con Elie Saab

lola loscos PARÍS / EFE

SOCIEDAD

Jean-Paul Gaultier se iba a inspirar inicialmente «un poco en Metrópolis», aunque luego hubo «rigor, mucho negro», y explosiones de color y metal

05 jul 2012 . Actualizado a las 18:32 h.

Una mujer dandi, decadente y seductora con Jean-Paul Gaultier, evanescente con Elie Saab y soñadora e inmaterial con Yiqing Yin, adelantaron ayer algunos de los grandes contrastes del otoño-invierno 2012-2013, en la tercera y última jornada de desfiles de alta costura de París. Inspirado en la película Confesión de un hijo del siglo, que la directora Sylvie Verheyde estrenó este año en Cannes, el desfile de Gaultier provocó entusiamo entre el público. En el filme, Gaultier encontró la idea de sus abundantes transparencias y juegos gráficos, sus pantalones bombachos para hombre, sus vestidos de metal, o sus sombreros de copa alta, que revisitó para dejar solo la estructura, como una jaula portada sobre la cabeza.

El accesorio masculino fue elegido para realzar aún más el traje de novia de enorme falda con cola de organdí blanco y seda marfil, a juego con un frac que se lleva al revés, con la espalda en el pecho.

Del filme protagonizado por Peter Doherty y Charlotte Gainsbourg, de la especie de dandismo decadente lleno de encanto y seducción que quiso captar, dijo haber ido a verlo por curiosidad, intrigado por el trabajo de los actores y por la novela homónima de Alfred de Musset (1810-1857) sobre su relación con la escritora George Sand.

De ahí surgió su idea de una colección dandi, conquistadora y seductora a la vez, que inicialmente iba a inspirar «un poco en Metrópolis», filme rodado en 1927 por Fritz Lang, según comentó. Hubo luego «rigor, mucho negro», y algunas explosiones de color y de metal, resumió Gaultier.

Desde otro extremo del universo del lujo, el libanés Elie Saab siguió la estela de Constantinopla para realzar aún mas con bordados, incrustaciones y guipures sus modelos mil y una noches, que tanto aman las estrellas de cine de todos los festivales del mundo. Negro, azul cielo, beis y sobre todo oro fueron algunos de los colores de la bella paleta utilizada, sobre transparencias y vestidos siempre bordados y profundamente escotados, a menudo en la espalda, en general de caída recta, tanto para el cóctel como para la gran noche.

La modista china Yiqing Yin, en busca de inmaterialidad para una mujer «impalpable, soñadora y compleja», según las notas de su desfile, creó una ovacionada colección, futurista y asimétrica, de formas y plisados, efectivamente, complejos.

Por su parte, Frank Sorbier tomó el Teatro Antoine para presentar sus ideas bajo un espectáculo audiovisual que culminó con vestidos luminosos.