El «lounge» toma el relevo del «snack bar»

SOCIEDAD

Proliferan en Galicia los locales que combinan comida y copas

29 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Una lluvia imparable de snack bar inundó toda Galicia a lo largo de los agitados años ochenta.

Fueron muchos los que, sobre todo en las villas, probaron por primera vez el sabor de una hamburguesa de la mano de una de aquellas cafeterías que, después de poner apellido al nombre con semejante anglicismo, empezaron a hacer la competencia al bocadillo de chorizo con una amplia carta donde había desde hamburguer con queso a sándwich mixto.

La moda del snack bar -que en algún caso incluso trajo la estética de los bares norteamericanos de los cincuenta- cruzó el charco, se instaló primero en Levante y colonizó luego el oeste, desembarcando en Galicia.

Aún ahora, tras el telón de grelos, pueden encontrarse bares que conservan el apellido snack. «Para qué lle imos cambiar o nome», se pregunta Lucho, el dueño del snack bar Oasis, en Carballo.

La idea de abrir ese bar la tuvo en Mallorca. Allí estuvo trabajando en uno y, después de ver cómo los snack eran todo un filón, regresó a Carballo y no tuvo duda alguna. Fue en el año 1984 y, aunque no ha mudado el nombre desde entonces, sí ha ido cambiando la carta. «Agora é restaurante e hai un pouco de todo», dice.

Locales como este resultan ser los supervivientes de aquel bum, una fiebre ya erradicada que es sustituida por otra, la de los lounge y los todavía más novedosos gastrobares. Nacidos en Nueva York en la década de los noventa, los primeros llegaron a Galicia hace unos años. Asociados primero a un estilo musical con toques de jazz, se esparcen ahora como hongos por toda la comunidad. Desde Vigo a A Coruña, pasando por las ciudades de interior y llegando incluso a Fisterra.

Y más de un bar de toda la vida se ha metamorfoseado en lounge. El proceso de cambio lo cuenta uno de los dueños del bar García, ahora en plena transformación en lounge García. «Antes el bar era de mis padres, venía gente mayor y a las diez se acababa todo, ahora lo que queremos es darle vida». Convertirlo en «ese local para estar a primera hora, en el que además de música o espectáculos se pone una comida gurmet, mucho montadito...», explica también.

No son los únicos. Sobre todo en verano, cuando las terrazas ayudan a afianzar el nuevo concepto. Incluso hay bodegas como Martín Códax que sucumben a esta nueva moda. Sofá, temas relajados que permiten charlar, un grupo en directo para ver la puesta de sol, algo de picar con un toque de diseño... Esa es la idea troncal. No solo un simple apellido en el nombre de un pub.