La convivencia de las familias que acogen a un menor se rompe en un 30 % de los casos durante la adolescencia, según el seminario organizado por el Instituto de Trabajo Social y de Servicios Sociales (Intress). El psicólogo que dirigió las sesiones, Alberto Rodríguez, matizó que «no son abandonos porque el vínculo afectivo no se rompe, solo cesa la convivencia». Estos paréntesis se dan en un 5 % de las adopciones.
Según Rodríguez, detrás de los problemas de conducta y de violencia, que suelen desatarse durante la adolescencia, se esconde el sufrimiento de los menores. Los problemas no están relacionados con la edad que tenía el menor cuando fue acogido o adoptado, sino con «la mochila que supone haber sido abandonado», apuntó Rodríguez. Por ello,consideró que «el tiempo vivido con la familia es tiempo ganado», y apostó por terapias para recuperar la relación.